Dev Patel sobrevive a terroristas en la ópera prima de Anthony Maras.
Corría el año 2008 cuando en Bombay, capital financiera de la India, se sucedieron doce ataques terroristas coordinados por un grupo islamita. Los objetivos fueron la atestada Estación Chhatrapati Shivaji; dos hoteles de lujo, el Oberoi Trident y el Taj Mahal Palace; el Leopold Cafe, un restaurante turístico; y la sede del departamento de policía del sur de la ciudad. El resultado de esta carnicería: 173 muertos y 327 heridos.
La ópera prima de Anthony Maras, toma esta tragedia como referencia para relatar una historia a pura tensión; más específicamente se basa en lo ocurrido en el interior del lujoso hotel Taj Mahal Palace, con sus empleados y huéspedes, cuando abordan el lugar los jóvenes terroristas quienes disparan a mansalva a cualquiera que se cruce en su radar. Una voz en off omnipresente los incita y les ordena aniquilar al enemigo, aquellos que a su criterio no responden a los preceptos de su religión.
Dev Patel, aquí oficia de empleado del hotel de lujo, quien trabaja sin pausa para llevar el pan a su casa, en donde vive con su mujer embarazada y su pequeña hija. Situación que realza la desigualdad social que existe en la ciudad de Bombay. En un establecimiento en donde el cliente “es Dios” (todos se deben someter a los caprichos de los extranjeros), junto al chef del lugar y un grupo de trabajadores más, se ordenarán para proteger a los alojados cuando los terroristas los tomen de rehenes.
Con una puesta en escena muy lograda, el uso del espacio es sumamente inteligente, la película transcurre con un nerviosismo a flor de piel. Aquí no hay héroes, sino personas tratando de sobrevivir ante una situación límite insospechada. A diferencia de otros relatos de este género, no se ubica desde afuera del conflicto, sino en el corazón y somete al espectador a ser un rehén más.
El punto de vista de la historia es el de los atacados, quienes tratan de eludir a este grupo que no dudará en jalar el gatillo. Una verdadera cacería. ¿Se preguntarán por la policía? Bien, gracias. La ciudad no está capacitada ni tiene el equipo suficiente para afrontar un evento de tal magnitud. Por lo que esperan a las fuerzas especiales del ejército de Nueva Delhi que, burocracia de por medio, llegan cuando la tragedia ya se cobró cientos de víctimas.
Hotel Mumbai: El Atentado, que mezcla imágenes de archivo con las de ficción y con cámara en mano logra un registro semi documental, se presenta como entretenimiento y no esperemos más. No se sume en aguas ideológicas ni políticas, sino que se limita a mostrar el brutal ataque desde un flanco más físico y vivencial, tomando como recurso la supervivencia. Desde este aspecto funciona y es demoledora.