Buen exponente del subgénero thriller terrorista, impulsado a la sombra de 9/11, Hotel Mumbai está basada en hechos reales. Los atentados en Bombay, en 2008, que dejaron un saldo de 173 muertos y 327 heridos. Fueron doce ataques coordinados al grito de Alá es grande, y uno de ellos sitió el lujoso Hotel TahMahal, que hospedaba a un gran número de turistas extranjeros. El director Anthony Maras, en su debut en el largometraje, arma un relato trepidante, y muy inquietante, desde la acción paralela entre los terroristas y las inminentes víctimas. Hasta el de las largas horas de matanza en el edificio, como una suerte de Duro de matar pero sin John McLane, sin héroes. Aunque sí los hay, pero son de otro orden: los serviciales empleados del hotel, que se jugaron o dieron la vida por salvar las de sus huéspedes.
Maras maneja bien su puesta y el suspenso. Mientras alterna la recreación de los sucesos, con urgencia documental, con el desarrollo de sus personajes principales, que le toma su tiempo. Tres clientes vip, entre ellos una pareja indo americana con un bebé, un mozo y padre de familia heroico (Dev Patel), una niñera británica. Claro que es la violencia inaudita de los terroristas, verdaderas máquinas de matar, la que ocupa por fuerza, a interminables disparos, el centro de atención. En una carnicería que dura demasiado, según el film por la pobreza y la inoperancia de policías y militares. Mientras un puñado de asesinos yihadistas remata y desquicia a sus víctimas. También a los espectadores, deseosos de que los aniquilen de una buena vez.