Imposible hacer un comentario sobre Hotel Transilvania 2 sin tener en cuenta que dicha película se estrenó en nuestro país en una versión doblada al castellano, mejor dicho, un latinoamericano neutro que nadie en el universo habla. Por lo tanto, si la querés ver, te la tenés que comer doblada como lo hice yo -o ir a las 23.55 al Village Recoleta-, lo cual te puede llegar a producir graves daños neuronales. Sinceramente, no sé cómo funca el sindicato de los señores que doblan las películas, pero tendría que haber una ley que obligara a que si se estrena una película doblada en el país que sea en nuestro idioma y no en un pseudo esperanto latino. La cantidad de veces que tuve que escuchar la palabra CUL y FRIC me revolvió los órganos, aquellos ubicados en la parte más recóndita de mi abultado cuerpecito. Afortunadamente para mis compañeros de proyección, la vi con el estómago vacío, porque si no les hubiera vomitado mis viseras. ¡Hablá en castellano!, pensaba para mis adentros, mientras que las frases en latam me cacheteaban en 3D gracias al maldito Dolby Surround Sound 7.1.
Habiendo dicho esto, y haciendo un intento infrahumano por separar imagen de sonido, desafortunadamente a nivel contenido la película es una gran estupidez, sólo apta para niños de cuatro años de coeficiente intelectual sospechoso. Sin haber visto la primera, y sin claras intenciones de hacerlo, deduzco que en aquella el protagonista, un “Shagy” del nuevo milenio (Jonathan), se enamora de una mujer vampiro (Mavis) y se ponen de novios después de enfrentar ciertos obstáculos relativos a sus diferentes procedencias.
En Hotel Transilvania 2, estos personajes que no tienen nada de especiales y ni un atisbo de tridimensionalidad, se casan y sus familiares y amigos aceptan este matrimonio interracial humano-monstruo porque son re progres. El problema aparece cuando la pareja tiene un pibe, Dennis: el abuelo Vlad, que es moderno hasta ahí, quiere que el chiquito sea vampiro. Todo bien con que mezclemos razas, religiones y hasta preferencias sexuales, pero el abuelo quiere un nieto colmilludo, sobre todo porque si Dennis no se revela como vampiro antes de su quinto cumpleaños, su hija decidirá mudarse a California con la familia de su marido, ya que Rumanía no sería un lugar adecuado para criar a un humano.
En Hotel Transilvania 2 los personajes que no tienen un atisbo de tridimensionalidad.
Cuestión que el abuelo Vlad (sí, Vlad por Vlad Dracul, también conocido como Drácula) se lleva al chiquitín de viaje con sus amigos monstruos -que ya no sólo no asustan a nadie, sino que tampoco tienen ganas, así como el director tampoco tenía ganas de hacer una película, pero lo habrán obligado- para sacarle el vampiro que se esconde adentro de Dennis, y para que así le bajen los colmillos. Después de unas desventuras poco interesantes y de varios chistes que aluden a películas de terror pero que se pierden en la “traducción”, la película llega a una última pelea final, una secuencia que parece ser la única a la que los creadores le pusieron algo de onda, y después de escuchar la palabra CUL otras 25 veces agradecemos que lleguen los títulos finales. No pude creer cuando leí el nombre de Adam Sandler en los créditos. Acto seguido, googlié un toque y vi la papota que hicieron en la taquilla. En ese momento, entendí todo.