Como todo lo que hoy en día genera dividendos, una vez que la primera "Hotel Transylvania" llegó a recaudar globalmente casi 360 millones de dólares (costó 85 solamente) se venía venir la segunda parte. En lo personal, la primera no me había parecido nada especial y no tenía demasiadas expectativas con esta continuación. Afortunadamente, esta segunda entrega tiene algunas aristas interesantes y explora muy bien la cuestión vincular del afecto entre abuelos y nietos.
"Hotel Transylvania" era la historia de un vampiro clásico, Drácula (Adam Sandler en la versión subtitulada) que tenía una hija, Mavis (Selena Gomez) y vivían en un castillo que se había transformado en un interesante emprendimiento hotelero... (ejem!) Notas de color al margen, dentro del hotel teníamos muchos personajes secundarios que llamaban la atención, Frank (Kevin James), Wayne (Steve Buscemi), Griffin (David Spade) y más... Digamos que la banda era un grupo digno de ver. Lo central de la historia era que Mavis se enamoraba de Jonathan, humano que visitaba el lugar (jugado por la voz de Andy Samberg) y el conflicto que tenía Drácula al entender lo que significaba que su hija correspondiera a alguien que no fuera de su especie.
Ahora, en este episodio, somos todos inclusivos y en este hotel, ya comienza la política de aceptar a no-monstruos. Después de todo, ¡es una cuestión de mercado! Iniciamos con el casamiento de Mavis y Jonathan y la llegada del heredero en un corto tiempo más... Dennis (Asher Blinkoff), un coloradito simpático que te comprará desde el primer momento. La cuestión es que los años pasan y en la familia todos se preguntan si este niño será o no vampiro (llega a los 5 y todo). ¿Tema importante no? Tanto, que Drac comenzará a planificar una salida de su grupo sólo con su nieto con la intención de transmitirle... algunas cuestiones de género...
Pero para eso, deberá lograr que Mavis y Jonathan se vayan a la casa de los padres de él a pasar un tiempo solo, viendo como es la vida de los humanos. Recuerden que la hija de Drac nunca ha salido del castillo antes...
La cuestión es que el abuelo logrará llevarse a su nieto a una serie de eventos nocturnos con la idea de que el chico, muestre los colmillos que él asegura que tiene...
"Hotel Transylvania 2" no es un film desopilante ni extremo. Nuevamente dirigido por el experimentado Genndy Tartakovsky, no propone un ritmo acelerado ni un humor secuencial. Todo es natural. Si hay risas o escenas donde la ternura estalla, se dan siempre en un contexto familiar que fluye, de manera que no hay demasiado espacio para la sorpresa. Nada en este film nos conmueve mucho, excepto el vínculo entre abuelo y nieto.
Algo aprendió Adam Sandler en todos estos años... hace tándem con Robert Smigel y proponen un guión accesible (sí, el pibe escribe), dinámico pero contenido, orientado a destacar lo estrictamente familiar en sus líneas. La tecnología, el trato al diferente, las redes sociales, el valor de la herencia y la cultura, son los tópicos que se presentan en esta segunda entrega.
Hay suficiente material para que la familia pase un buen momento. Quizás no haya tantas risas, pero hay una cálida historia vincular que justifica su visión.