El viaje de la troupe monstruosa
Vacaciones de invierno (de verano en el norte), hay que entretener a los chicos como sea. Este parece ser el lema de producción cuando se realizan películas como Hotel Transylvania 3: Monstruos en Vacaciones, la nueva entrega de una franquicia que si por algo se salvaba hasta ahora era por el gran desparpajo que llevaba como insignia.
Si bien pertenecen al mundo del terror, los monstruos son un indiscutible punto de atracción para los chicos.
En 2012 Hotel Transylvaniautilizaba a los clásicos para presentar una historia de camaradería. Drácula, Frankenstein, La Momia, El Hombre lobo, entre otros, se encontraban todos en un hotel que les servía de refugio para descansar de los humanos… hasta que aparecía un humano y lo complicaba todo. Un argumento sencillo con una acción que bien podía ser la de cualquiera de los actores que le ponían la voz a los personajes: Adam Sandler y su costumbre de rodearse de amigos para actuar.
La primera secuela redobló la apuesta en base a mucho humor de diálogo picante, rápido, e inventiva para hablar de quiénes son los verdaderos perseguidos y del paso del tiempo. Una película superadora de la original e hilarante.
Se tira un poco más de la cuerda, y lo primero que se advierte en Hotel Transylvania 3: Monstruos en Vacaciones es la falta de fuerza para hacerlo.
La anterior prolongaba la historia original, pero no se quedaba con la simple anécdota del casamiento y la maternidad de la hija de Drácula, sino que a partir de ahí disparaba muchísimas aristas. Esta nueva entrega se queda en la cáscara: hagamos que los personajes se vayan de vacaciones, y ya que está sumemos una historia de amor; nada más.
El crucero del amor
Sin darse demasiado tiempo, Hotel Transylvania 3: Monstruos en Vacaciones pone a los personajes en la necesidad de tomarse unas vacaciones. Drácula (Sandler) está agobiado, no se permite un descaso en su trabajo y descuida su vida personal.
Por eso Mavis (Selena Gomez) le regala un viaje en un crucero, al que por supuesto terminará yendo toda la pandilla: la propia Mavis, su esposo e hijo Johnny (Andy Samberg) y Dennis (Asher Blinkoff); Frank-enstein (Kevin James), la momia Murray (Keegan Michael Key), el hombre lobo Wayne (Steve Buscemi), el hombre invisible Griffin (David Spade), y el gelatinoso Blandi; todos junto a sus parejas e hijos.
Una vez en el crucero, como para no poner el The End a los diez minutos, conocerán a Ericka (Kathryn Hahn), la capitana del barco, de quien Drácula contra todos los pronósticos terminará haciendo zing a primera vista.
El problema es que Ericka es la hija del nuevo antagonista de la película, Van Helsing (Jim Gaffingam), y esta en verdad utiliza a Drácula para elucubrar un plan para matarlo. Claro, el zing ¿será más fuerte?
Los muchachos y el muchacho
La saga de Hotel Transylvaniaperfectamente podría ser otra película dentro de la saga Son como niños. El grupo de amigos que se reúnen y viven aventuras junto a sus familias, mientras se van sumando nuevos integrantes a las mismas. Tiene todos los códigos Sandlerianos, empezando por el mencionado elenco de amigos del actor.
Pero lo que las diferencia es la mano de su director detrás, Genndy Tartakovsky, creador de las clásicas series El laboratorio de Dexter y Samurai Jack.
Tartakovsky hasta ahora había podido interponer su estilo de caricatura en las dos películas anteriores, otorgaándoles un gran ritmo sin respiro para la carcajada. Un humor que sin dejar de lado a los niños cargaba de ironía para los adultos y se las ingeniaba para introducir todo tipo de referencias.
Esa tónica es lo que se extraña en Hotel Transylvania 3: Monstruos en Vacaciones. Los personajes nuevos Van Helsing y Éricka son planos y tiran todo su encanto en los primeros minutos, se ven como meras excusas. Y dentro de los ya conocidos hay poco para ofrecer. Johny, que antes fue un personaje principal, ahora quedó relegado a escazas intervenciones sin sentido. Extrañamente, esta es la primera de las tres en que Genndy Tartakovsky participa en el guion.
No hay ni de parte de Sandler y los suyos, ni de parte de Tartakovsky, intenciones de ir por más; todo lo contrario. Hotel Transylvania 3: Monstruos en Vacaciones huele a fórmula genérica de cualquier secuela.
Conclusión
Subestimando al público infantil como consumidor de productos menores, y contradiciendo una fórmula de caricatura que hasta ahora había funcionado muy bien, Hotel Transylvania 3: Monstruos en Vacaciones es una propuesta infantil que ni siquiera desagrada, simplemente aburre.