En las últimas dos décadas, el cine de Hollywood se ha caracterizado por su anemia creativa. La creciente crisis de ideas y la reticencia de los estudios a la hora de apostar por nuevas historias, explica que la gran industria opte por refugiarse en el éxito garantizado de las sagas. Basta que el episodio inicial de una película de superhéroes, un tanque de acción, una comedia eficaz, o un producto de animación funcione; como para que los productores den rienda suelta a la maquinita del "más de lo mismo".
Hotel Transylvania no escapa a esa mecánica. Con recaudaciones que fueron en aumento desde la primera entrega en 2012 hasta la segunda en 2015, estaba más que cantado que la franquicia animada siga facturando con sus simpáticos monstruitos que están al tope de la taquilla argentina. Claramente destinada a niños menores de 8 años, esta producción de Sony Pictures Animation está muy lejos de la atracción que puede lograr toda creación de Pixar, capaz de cautivar a espectadores de cualquier edad.
De hecho, la narración de Hotel Transylvania 3 es más básica y desabrida que la de sus predecesoras. Aquí tenemos a la hija de Drácula, proponiendo unas vacaciones para su padre y todos los monstruos que habitan en su hotel, a bordo de un crucero con destino a la Atlántida. Allí, el conde no sólo tendrá la oportunidad de compartir tiempo con su familia, sino que también enfrentará un nuevo duelo con Van Helsing y quedará automáticamente enamorado de la capitana del barco.
Hotel Transylvania 3 enfrenta un triple eje de falencias: 1) elige un ritmo trepidante con pocos momentos de brillo, 2) en medio de esa velocidad, ninguno de los personajes cobra entidad propia ni logra un destaque emocional; y 3) deja al público adulto a la deriva, mimándolo apenas con un breve cameo de Gremlins y la irrupción del bizarro e inolvidable hit Macarena.
El humor que domina es el de gags físicos y algunas flatulencias, y los mensajes subrayados tienen que ver con la "unión de la familia" y la "tolerante convivencia entre seres de distinta naturaleza". La factura de animación es correcta, pero no deslumbrante, y si bien la película funciona como un eficaz pasatiempo para entretener a los más pequeños en vacaciones de invierno, no estaría nada mal que el director Genndy Tartakovsky y su equipo pongan más empeño creativo en las próximas andanzas de los queribles monstruos.
Hotel Transylvania 3: Summer Vacation / Estados Unidos/2018 / 97 minutos / Apta para todo público / Dirección: Genndy Tartakovsky. En: Village, Cinemark, Cinemacenter, Nave Universitaria, Tadicor, Ducal.