Hotel Transylvania es una producción animada de los estudios Sony que tuvo muchísimos problemas para concretarse en los últimos años.
Desde el 2006 que la compañía trataba de sacar adelante este proyecto, pero siempre surgían inconvenientes que paralizaban la realización de esta propuesta.
Anthony Stacchi (Open Season) David Feiss (el creador de Soy la comadreja) y Chris Jenkins (autor de la ganadora del Oscar, Reyes de las olas), son algunos de los artistas que pasaron por este film hasta que finalmente se hizo cargo de la dirección Genndy Tartakovsky.
Uno de los grandes talentos de la animación norteamericana que surgió de ese gran semillero que fue el Cartoon Network a mediados de los ´90.
Genndy fue responsable de joyas como El Laboratorio de Dexter, la primera versión (la buena) de Star Wars: Guerras Clon y Samurai Jack, que hoy adquirió estatus de culto entre los fans de esta rama artística.
Hotel Transylvania es su ópera prima y la verdad es que la película tiene muy poco que ver con lo que suelen ser las producciones de este realizador.
De hecho, el único momento en que el film parece un trabajo de Tartakovski recién llega en los créditos finales cuando se muestran dibujos con el diseño particular que caracteriza las ilustraciones del artista.
El problema con Hotel Transylvania es que la animación computada y este director no van de la mano.
El arte de Genndy siempre estuvo muy influenciado por la magia de Tex Avery (el creador de Bugs Bunny y el Pato Lucas) y su estilo de caricatura se pierde bastante con la tecnología CGI.
El director, que reescribió el guión original, parece haberse inspirado en el clásico de Jules Bass ( El último unicornio), Mad Monster Party (1962), que fue una extraordinaria producción desarrollada dentro del género stop motion, que también reunió en una comedia de terror a los grandes monstruos famosos del estudio Universal.
La diferencia principal es que Hotel Transylvania está mucho más orientada hacia los niños.
Esto es importante destacarlo.
Creo que esta es una muy buena película para los chicos que tiene la virtud de llevar al público infantil a los grandes íconos del terror de un modo amigable.
No me sorprendería que más de un pequeño espectador empezara a desarrollar su pasión por este género a raíz de este film, como ocurrió décadas atrás con Mad Monster Party.
Lo genial de Hotel Transylvania es que Genndy Tartakovski hace divertido para los más chicos los ambientes tenebrosos y el mundo de los monstruos.
No está para nada al mismo nivel de Monster House pero es una opción que se puede tener en cuenta para una salida familiar.