Qué increíble resulta este mundillo del cine industrial. A veces es tan mecánico y calculador que un día se les puede ocurrir una pésima idea, y aún así contar con un delirante dispuesto a reciclarla e intentar redefinirla tiempo después.
En 2004, por ejemplo, Stephen Sommers decidió patear el tablero y reunir a Frankenstein con Drácula, pero como vio que no estaba siendo un prodigio de originalidad, redobló la apuesta y metió al hombre lobo, miles de otros vampiros y, de paso cañazo, al Dr Jekill y Mr Hyde en una misma película, que además tenía a Van Helsing como soldado del Vaticano. Se trataba justamente de “Van Helsing” (2004), un verdadero mamarracho, cuya única joya fue la extraordinaria banda de sonido de Alan Silvestri que de vez en cuando suena en el equipo de mi living.
Me fui por las ramas, perdón.
Pasaron años y este híbrido, sin dejar de serlo, vuelve a cobrar vida pero con un resultado diametralmente opuesto. O sea, se mezcla nuevamente a estos personajes de la literatura de terror, pero son llevados al plano de la animación para chicos... y no es que no se haya inventado ya, pero está claro que ya ni a los chicos asustan.
1895. Drácula tiene dos preocupaciones. Por un lado su pequeña hija a la cual quiere y tiene que cuidar ante la ausencia de su madre. Esto queda claro en la primera escena con él acercándose a la cuna de su hija (de paso un tributo al clásico Nosferatu). Por otro lado, decide construir en un bosque alejado, oscuro y tenebroso, un hotel para monstruos. Un lugar "libre de humanos" en donde pasan sus vacaciones desde Frankenstein hasta el Hombre Lobo, pasando por zombiés; una araña gigante, y hasta el Yeti.
Ciento y pico de años después, la nena cumple 18 y quiere salir a ver el mundo. Papá Drácula tiene un negocio próspero con el Hotel Transylvania, aunque todo se verá amenazado por la presencia de un joven humano a quién nada parece importarle demasiado.
Son varias las licencias que los guionistas se toman respecto de la mitología vampírica (no chupan sangre humana, salen de día, o están muy cerca de la luz, etc) Lo mismo sucede con Frankenstein y los demás.
Estos monstruos creados para asustar a la humanidad, están más bien temerosos de ella por diversas razones. Los momentos de la película en los que se hace referencia a esto sirven para instalar el discurso de "los seres humanos son lo peor que habita el planeta", con el que se pretende dar una observación sobre la vida en el planeta. (podemos llamarlo moraleja).
El creador de “El laboratorio de Dexter” (1999, de animación para la TV) y “Las chicas superpoderosas” (1998, de animación para la TV), ambos productos de Cartoon Network, tiene en “Hotel Transylvania” el mismo tratamiento con sus personajes. Delirantes, algo paranoicos, con reacciones casi eléctricas y de vez en cuando graciosos. Se entiende que el director quiera ir por este lado ya que los diálogos y las situaciones carecen de la dicacidad que caracteriza a los productos de Pixar
¿Qué queda entonces? Una película entretenida en dinámica, poco profunda pero, en definitiva, justificando un paseo al cine con los chicos. Al menos hasta que se les ocurra algo mejor.