Hoy no tuve miedo es la nueva realización de Iván Fund, acerca de las amistades, familias y vínculos. El bello título de la ambiciosa y a la vez cálida película tiene que ver con la compañía, con ese pertenecer a un entramado de seres cercanos.
En Competencia Argentina se exhibió Hoy no tuve miedo, la nueva película en solitario de Iván Fund, director de la recientemente estrenada La Risa (2009) y de la premiada Los Labios, realizada en compañía de Santiago Loza, la cual representó a la Argentina en el Festival de Cannes y tendrá su estreno “comercial” en mayo. Este proyecto experimental supuso, dentro de la categoría correspondiente, lo más ambicioso y arriesgado que pudo encontrarse. Se trata de dos películas en una pero en forma literal, separada en dos partes de casi idéntica duración y cada una con sus correspondientes créditos iniciales. La primera, una aparente ficción, se centra en las hermanas Ara y Marian, los simpáticos nenes que una de ellas cuida, la amiga Belén y su perra Lulú. Con protagonistas definidas, una musicalización hermosa y un conflicto paterno que se va decantando a medida que avanza, se presenta como un buen relato, interesante, costumbrista, un buen reflejo de la ciudad entrerriana en la que tiene lugar.
Llegada al punto de clímax, cuando el conflicto es abordado, empieza Hoy no tuve miedo - Parte 2, una nueva película bien diferente de la anterior. Lo primero que será evidente es el cambio de cámaras empleadas (cuatro distintas), así como también un abandono de las tres protagonistas para hacer foco en otros personajes. Ciertos elementos hacen suponer que esta segunda parte se deriva de la primera, no obstante por momentos pareciera no estar unida. El riesgo de Fund es aún mayor cuando cambia por completo el género, ya que si antes se trataba de una ficción, ahora es un registro documental, con eventos sociales, una visita a un pastor que lee el futuro, apariciones del equipo técnico y cortes bruscos del sonido. Si acaba por dejar un sabor algo agridulce se debe a que al parecer mitades desconectadas, no se entiende bien el motivo por el que no se hizo en dos películas separadas. Este prolífico director logra, no obstante, un trabajo interesante cuya experimentación en la búsqueda de un nuevo lenguaje fusionado debe valorarse, a la vez que se reafirma como uno de los jóvenes a seguir de cerca dentro del cine argentino.