Inscripta en esa línea delgada entre el documental y la ficción, la realizadora Clarisa Navas habla de un grupo de mujeres luchando por su espacio mientras se las quiere utilizar políticamente para unas elecciones.
La pelota de fútbol como elemento que trasciende lo lúdico y se configura como espacio de lucha de poder simbólico. Algunas secuencias, armadas, posibilitan la conexión con estas mujeres, pero en el artificio que se vislumbra en su totalidad, la propuesta pierde verosímil.