El guión, la dirección y la producción se encuentran a cargo de Edward Norton, quien además protagoniza el film. Comienza en Nueva York con el asesinato de Frank Minna (Bruce Willis), un gran detective que hace bastante trabaja junto a Lionel Essrog (el propio Norton, una actuación solvente). Ellos se complementan, este tiene muy buena memoria a la hora de recordar caras y hechos, pero uno de sus problemas físicos es que padece el Síndrome de Tourette, este es un trastorno neurológico que le produce muchos tics motores y fónicos que no puede evitar.
Lionel Essrog comienza una peligrosa investigación para descubrir la muerte de su jefe y amigo Frank Minna, pero también se va a ir encontrando con otros secretos, y en esa búsqueda conoce a Laura Rose (Gugu Mbatha-Raw) una joven encantadora y el film va cobrando en tensión y misterio. Se suman otros personajes: Minna (Leslie Mann), Paul (Willem Dafoe), un trompetista (Michael Kenneth Williams) y Moses Randolph (Alec Baldwin), entre otros.
La historia cuenta con una estupenda fotografía, tiene una buena paleta de colores, recreación de época década de 1950, banda sonora de jazz, un elenco majestuoso para este policial negro que además posee una interesante crítica social, comienza muy bien y es un thriller cautivador. Los puntos en contra: su duración excesiva, repeticiones, trillada, tantos clichés, el ritmo también decae y algunas escenas resultan soporíferas.