Los dólares al viento
Cuando se piensa en el entretenimiento más que en el género se corren los riesgos que exhibe Huracán Categoría 5, no sencillamente por tomar del cine clase B la pulpa dejando apenas la cáscara, sino por el desperdicio de ideas ridículas que se toman demasiado en serio en una trama donde el atractivo mayor es el Huracán y no el robo de 600.000 dólares a la Reserva Federal, so pretexto que el fenómeno climático -con atisbos de cine catástrofe- opere las veces de facilitador de la fuga de la banda de ladrones.
Por las dimensiones del convite se puede pensar en un presupuesto mega excesivo pero como gran parte de la producción invirtió en una pirotecnia de CGIs considerable, las marcas de esa artesanía digital surgen de manera ostensible y en muchas secuencias de acción aparecen en primer plano. No se trata de efectos baratos, aclaremos, pero sí de abaratar escenas gracias al uso de los efectos.
De los personajes se puede decir muy poco, tan unidimensionales como los de la franquicia de Rápido y Furioso, aunque funcionales a la propuesta general. Un meteorólogo (Toby Kebbell), una agente del tesoro Federal (Maggie Grace) son la pareja accidental que tiene por objetivo frustrar los planes del villano de turno (Ralph Ineson). A ellos se le suman la galería de personajes secundarios y una trama que mezcla los géneros en una coctelera para servir en bandeja un producto destinado al gigantismo de las pantallas y los sonidos de las salas que aturden, para generar clima en la audiencia.
Con pochoclo todo es más agradable habrán dicho en su fuero íntimo los productores de esta película, mientras con la computadora empezaban a buscar reservas para los hoteles cinco estrellas y hacer de esta lluvia de dólares al viento la primera excusa para seguir entregando el mismo producto, la misma historia, reciclada, pero tal vez la próxima con un Tsunami.