Este filme viene precedido por la muy buena acogida por parte del público y del periodismo, el primero se demuestra en la recaudación, el segundo en las críticas que ha recibido.
La obra abre con un plano largo, la cámara que sigue a un personaje en una calle oscura, en donde el mismo hablando por celular dice que no es ni un buen lugar ni una buena hora para que un negro transite en solitario.
La cámara va registrando con sutileza el recorrido del personaje, el sonido y la música, hacen lo propio hasta que lo sutil se transforma en violencia extrema.
Corte. Titulos.
Nos muestran en montaje alterno a dos personajes: Chris Washington (Daniel Kaluuya) acicalándose frente al espejo; Rose Armitage (Allyson Williams) transita despreocupada con el desayuno a cuestas por las calles de la gran ciudad.
Cuando se encuentran, en la puerta de la casa de Chris y terminan de presentárnoslos como pareja, él negro, ella blanca, algo del orden de las miradas, del juego especular, nos dice, también sutilmente, que no está todo bien.
Se le suma a la incertidumbre el hecho que ambos viajaran para que ella presente a su novio y aparece en escena Rod Williams (LilRel Howery), un guardia de seguridad, el mejor amigo de Chris, casi hermanos, desde la infancia, también negro.
Lo que en principio aparecía como una versión trastocada (por la primera escena) de “¿Sabes quién viene a cenar esta noche?” (1967) se va a ir convirtiendo, mezcla de géneros incluida, en una película del genero del terror, diferente, casi un soplo de aire bastante fresco por sobre la media a la que nos tienen acostumbrados.
Siempre de manera sutil nos va dando información que instala el suspenso, ya que si se sospecha hacia dónde va nunca se tiene certeza. Hasta que comienza el principio del fin del relato.
Nada es lo que parece en ese ambiente acogedor que lo recibe a Chris, secretos y mentiras de toda familia. Más ocultos que falacias.
Una de las aperturas de lam realización es hacia el género fantástico, la simple expresión del título “¡Huye!”, siempre y cuando uno lo pueda tener presente, obtiene una facultad desestructurante, pues simultáneamente se establece como una enérgica imputación política sobre las contradicciones raciales que todavía subsisten en el gran país del norte. Una clase media-media alta tecnológica y científicamente de avanzada, ideológicamente bastante retrograda.
El filme es atrayente a partir de un muy buen guión, bien contado, creando la atmósfera necesaria para que su verosimilitud se constate, aportando clímax en los momentos justos desde el diseño de sonido y banda musical. Buenas actuaciones y diseño de arte que cumple su cometido, sin demasiadas búsquedas al respecto.