BLUM Y SU MALDITO MARKETING
Alabada por la crítica -tal vez no muy especializada en el género de terror- y un amplio porcentaje de espectadores que la postulan como lo más fresco y mejorcito del horror de lo que va el año, lo cierto es que ¡Huye! se queda a medio camino con una trama bastante predecible que pierde el interés durante su transcurso narrativo.
Una vez más, el productor Jason Blum -cuyo estudio viene arrasando con Fragmentado, de M. Night Shyamalan y que abraza a directores emblemáticos del cine de miedo como Oren Peli o James Wan., apoya el debut de Jordan Peele, actor conocido por su faceta cómica. Aquí, un joven afroamericano de novio con una chica blanca visita a sus suegros progres disfrutando de un fin de semana en la casa de campo familiar, bien aristocrática por cierto, donde es recibido con los brazos abiertos. Ante tanta “sospechosa” cordialidad y un aire enrarecido, el protagonista y el espectador empatizan de forma inmediata.
La sensación de incomodidad creciente se reafirma con la aparición de otros personajes negros que trabajan como servidumbre de aquel lugar. Personajes paranoicos y siniestros que parecen estar más cerca de la esclavitud -o del manicomio- que de un trabajo “cama adentro”. Pero parece haber una respuesta cálida para toda duda o interrogante que se le presente al personaje principal, quien no muy conforme y husmeando aquel “confortable” hogar descubrirá la “siniestra” verdad que guarda sus paredes.
Con muchas secciones de hipnotismo y algunas otras referencias imposibles de compararlas con el buen cine de Hitchcock, lo que realmente nos brinda Peele es suspenso tibio pero entretenido. Claro que la película gana en una temática social sumamente presente en la actualidad de Estados Unidos, donde aún existe discriminación y hostigamiento para con diferentes etnias y/o culturas que hace muchísimo tiempo conviven en el suelo norteamericano. Sin embargo, los prejuicios siempre salen a flor de piel entre los sectores más conservadores que encabezan viejos y jóvenes por igual. Más aún si se tiene en cuenta que en muchos estados la coacción ejercida por las fuerzas de seguridad federales continúa implantando violencia y represión hacia estos sectores. Todo ello en una era con un máximo referente xenófobo como el presidente Donald Trump.
Donde pierde ¡Huye! es en mantener la tensión propuesta en el inicio, volviéndose redundante y aburrida. No guarda ese tinte de misterio y paranoia que supieron contener films como El culto siniestro (1973) o La llave maestra (2006), que pueden ser comparados de cierto modo con el film en cuestión. Por momentos, la película descansa en pasajes de humor ácido o “negro” que salvan la monotonía propagada en el desarrollo. Pero… esto no es suficiente.
Y es que ¡Huye! tal vez peca en su duración y en actuaciones poco creíbles que sin embargo son reconocidas, como las de Catherine Kenner, Caleb Landry Jones y Allison Williams. Lo cierto es que productoras como Blumhouse manejan excelentemente sus trailers, que luego no hacen justicia con lo vendido o peor aún, como en este caso, revelan casi toda la trama del largometraje.
Como siempre digo, para disfrutar sin altas pretensiones para algunos y una grata sorpresa para otros. ¡Huye! vino a sentar la grieta cinematográfica en el terror.