Una película inteligente, profunda, sobre temas tan dolorosos como la memoria, la necesidad de saber dónde estan nuestros muertos, la indagación sin concecsones sobre una sociedad polaca castigada por el nazismo, el stalinismo, el antisemitismo. Una novicia que está a punto de tomar los hábitos es obligada por la madre superiora a conocer a su único familiar, una tía, que es jueza. Allí descubre que es judía, que sus padres fueron asesinados por un vecino, que la indiferencia puede ser tan lacerante como la acción violenta y que las heridas abiertas de la injusticia no cierran. Una calidad estética en blanco y negro excepcional, con encuadres estudiados y logrados.