Pichón de Jason Bourne
Con su estreno un día antes que en Estados Unidos, la película de John Singleton juega con las apariencias engañosas y las falsas identidades para disparar una trama que apuesta al vértigo y las persecuciones.
Identidad secreta cuenta con el protagónico del ascendente (e inexpresivo) Taylor Lautner, el actor que surgió de Crepúsculo. A diferencia de las transformaciones en "hombre lobo" que tiene en la exitosa saga, acá todo está puesto a su servicio y su personaje posa al mejor estilo publicitario: atraviesa cambios que lo sumergen en un mundo nuevo y desconocido donde debe desconfiar de todos aquellos que lo rodean.
Nathan Harper parece tenerlo todo hasta que descubre su fotografía en un sitio web de personas desaparecidas. Su tranquilo y cómodo estilo de vida del "típico estudiante norteamericano" se derrumba y sus padres están lejos de ser quienes dicen que son.
El thriller está narrado con ritmo y buenos recursos por John Singleton y acumula escapes y su cuota de acción cuando Nathan comienza a ser perseguido sin descanso por agentes del gobierno y un equipo de asesinos entrenados.
Como una suerte de pichón de Jason Bourne (Pat Crowley, uno de los productores de la saga protagonizada por Mat Damon), el film pone primera hasta el desenlace que tiene lugar en el exterior de una cancha. La recomposición familiar, las sospechas permanentes y el armado de un rompecabezas son las constantes de Identidad Secreta, que cuenta con buenos actores como Alfred Molina y Sigourney Weaver. En tanto, a Lautner habrá que darle tiempo para que se posicione dentro del género. Habilidades físicas tiene de sobra.