Igor, el impacto visual del año.
“Prefiero ser un bueno desconocido que un malvado famoso”.
Hay Films que impactan desde lo argumental con sus escenas, sus diálogos y sus mensajes; otros nos impactan desde lo visual por su colorido y sus impecables detalles. Otras películas impactan por todo esto y si consideramos que entramos a la sala sin expectativa alguna, sin tener idea de qué va lo que veremos el efecto puede aún ser mejor. Así, Igor, dirigida porAnthony Leondis, es un film de animación que lo tiene todo. Si bien argumentalmente tiene un par de insignificancias criticables, lo cierto es que raramente salga uno de la función como si nada.
Igor, como tantos otros en Malaria, es un ayudante de uno de los tantos científicos malvados que está abocado a la tarea de inventar la genialidad más grande de la maldad para ganar el Feria de ciencia maligna anual. Pero como es obvio él no quiere ser un mero “Igor” sino un científico malvado, cosa que logra creando un ser al mejor estilo Frankenstein, un ser que por las torpezas del personaje tonto de turno está lejos de la satánica actitud asesina que el proyecto original buscaba.
Tenemos los elementos ya siempre vistos: los malos, los buenos, los torpes, los inteligentes, los avaros, los generosos, pero todo presentado de una manera dignamente original y correctamente efectiva. Los gags quizá no son hiper hilarantes, quizá no haya escenas que arranquen lagrimitas (como sí en Up, por ejemplo) pero nada de eso deja huecos en el alma del espectador cuyos ojos realmente vivirán un festín de colores, detalles pulcramente presentados, una música pegadiza y escenas para el recuerdo. La factura visual de este film es increíble, plásticamente maravillosa y perfectamente desarrollada. Imposible no sentirse atraído todo el tiempo hacia la pantalla que irradia colores de todas las tonalidades. Semejante a una mezcla de ilustración de cuentos y la animación más eximia del género, esta película se las trae en claras competencias con Coraline y Up. ¡Vaya tarea para el jurado decidir ahora!
¿Con qué me quedé?: con el efecto visual impecable y los enternecedores ojos de ese monstruo querendón.