A veces el cine argentino se da el lujo de inspeccionar géneros poco transitados nacionalmente, a contar historias interesantes y originales y a deleitar al espectador como si estuviese presenciando una de las mejores obras del mundo. Otras tantas es un cine decepcionante, carente de ideas, repetitivo y sin alma. "Igualita a Mi" no forma parte de ninguno de estos dos extremos, es una película sencilla, que no se molesta en innovar ni en sorprender al espectador, pero que cumple con su objetivo: entretener al público.