Fernando Sandro (El Espectador Avezado):
A veces menos es más. Cuando estamos frente a un documental cuya temática y los datos que arroja resultan de por más reveladores, no se necesita de ningún artilugio para que funcione. A diferencia de lo que podría significar en el cine de ficción, para un documental la técnica no suele serlo todo, una realización sencilla, básica, sin grandes pretensiones deja el lugar para lo que realmente importa, la información que se nos quiere brindar, la calidad de la transmisión y cómo se articule el medio, es lo que hace la diferencia.
“Imágenes del Tio Sam” es un documental brillante por donde se lo mire, su construcción no es para nada novedosa, y no lo necesita. Su director Daniel Stefanello sabe que con lo que tiene para decir, para revelar, no necesita de ningún disfraz, se basa en los elementos más simples del género y sin embargo logra que no podamos despegar los ojos de la pantalla. Sus datos son tan precisos e irrefutables que van a asombrar a más de uno, y eso que mucho de lo que habla pasa comúnmente delante de nuestras narices.
Una aclaración, para ver “Imágenes del Tio Sam” hay que dejar de lado cualquier bandería política; su punto principal este en la Ley de Medios Audiovisuales impulsada por el actual gobierno nacional (pero que contó en ambas cámaras con amplio apoyo de gran sector del arco político), pero principalmente refleja un costado poco difundido de la ley, el que abarca al cine.
Casi siempre que se comenta sobre esta ley, se hace referencia a televisión y radio (recordemos que no abarca medios gráficos); pero lo que pocos conocen (o no se quiere difundir) es que dedica varios artículos a la defensa del cine nacional, no solamente a través de fomentos, sino ante la batalla por la cuota de salas con respecto el cine de Hollywood, este es el tema del documental.
En base a imágenes de archivo, testimonios, y datos contundentes reflejados ejemplificadamente en pantalla, Stefanello propone un juego al espectador, ver cuál es la penetración del poderío económico extranjero a través del cine; y para eso se remonta a tiempo atrás, haciendo también un recorrido histórico, con pequeños pasos imperceptibles que se fueron dando y que pocos advirtieron.
Un dato fundamental está en la llegada de las grandes cadenas cinematográficas, muchas de ellas propiedad de productoras cinematográficas estadounidenses, ellas mismas se encargan de bajar la cuota de cine nacional (o cualquier país al que no quieran favorecer) y hasta hacen determinadas “artimañas” para eludir la reglamentación. Dentro de ese mismo enfoque, es revelador ver el detalle de, por ejemplo, la decoración de los complejos, su ubicación dentro de un shopping, los puestos cercanos al hall de entrada, el ahora llamado candy bar y su incitación al libre consumo de azúcar con golosinas impropias para nuestro país. Todos son detalles que parecen mínimos, casi inservibles, si hasta parece mentira que uno pueda caer en esos trucos, pero vistos de la manera en que este documental lo muestra, como un bombardeo informativo, realmente impacta y hace razonar.
Stefanello no busca ser original en su puesta, pero sí maneja los ritmos de un modo ágil, casi sin dar respiro, y esto convierte a “Imágenes del Tio Sam” en un ejercicio divertido (aunque si uno lo analiza mucho de lo que se dice es para el espanto).
Sí, habrá momentos que reflejen la lucha interna y de la población porque salga la ley, habrá testimonios de funcionarios, es inevitable y suma al documental. Lo dicho, hay que ser observador sin banderías, sin buscar la confrontación interna.
Lo cierto es que esta propuesta, deja una sensación de agradable sorpresa, y unas ganas terrible de buscar algún cine de barrio y zambullirse en él, aunque por desgracia cada vez queden menos.
Es una lástima que algo tan poderoso sólo sea exhibido en el Centro Cultural de la Cooperación únicamente durante los jueves de abril en el horario de 19:30hs, pero analizando su contenido, es iluso pensar en una distribución mayor, es absolutamente imperdible.
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