"Espero que hayamos sido encantadores", dice Federico Moura. Sí, Federico, lo fueron. La banda platense Virus liderada por Federico Moura fue un punto clave de los ochenta, y sigue siendo un hito insoslayable del rock argentino: su sonido new wave , sus arreglos perfectos, su profesionalismo, la cualidad de duende magnético de Federico. Pero esto es una crítica de cine y no una celebración musical. Imágenes paganas es un documental sobre Federico, voz y líder del grupo, que murió a causa del VIH el 21 de diciembre de 1988, la tercera de las grandes muertes del rock argentino de fines de los ochenta (Luca Prodan había muerto en 1987; Miguel Abuelo, a principios de 1988). El director de Imágenes paganas es Sergio Costantino, que codirigió Buen día, día (2010, sobre Miguel Abuelo) junto a Eduardo Pinto. Costantino toma una decisión osada: mezclar pequeños clips ficcionales que buscan la estética de los ochenta y algunos bailes en medio de canciones de Virus. Puede resultar shockeante porque no son fragmentos de especial brillo. Pero enseguida se integran a la película, incluso con cierta sabiduría en su extraña modestia pop: hasta se convierten en encantadores en su inocencia estética, en su falta de sofisticación. No quieren -no pueden- ser mejores que las historias sugeridas por las letras de los clásicos de Virus.
La estructura principal de Imágenes paganas -primer acercamiento del cine argentino a este músico fundamental- está dada por entrevistas a la madre de Federico, a los hermanos de Federico (Marcelo y Julio fueron parte de Virus desde el inicio, y Julio lidera la banda hoy en día), a los otros músicos del grupo, a amigos de Federico. La historia familiar (con un hermano desaparecido en la dictadura), la personalidad de Federico, la música de la banda, el éxito aquí y afuera, la enfermedad. La película no esquiva temas, no juega al documental distanciado o de observación quieta, yerma. Se compromete con la figura de Moura, la busca con pasión. Y si pierde en prolijidad o en formas inobjetables gana en emoción, en fascinación ante el encanto del talento, del profesionalismo, del gesto, de la voz, del movimiento de Federico Moura. "Espero que hayamos sido encantadores", dice Federico Moura al final, se lo escucha un poco bajo, fugazmente, en una frase no destacada al final de Imágenes paganas (canción y película). Una frase esencial de una personalidad apasionada (son varias las referencias al carácter fuerte de Federico) con un constante deseo de cautivar y de seducir mediante el pop perfecto. Una frase que la película deja caer sin enmarcarla, sin profundizarla, sin exprimirla al máximo. Hay tanta riqueza por extraer del Virus de los ochenta que Imágenes paganas se da esos lujos.