Imparable

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Chofer, chofer, apure ese motor...

Denzel Washington y Chris Pine deben detener un tren descontrolado

A los 66 años, Tony Scott parece filmar como cuando empezaba y era conocido como e l hermano menor de Ridley Scott. Porque el director de El ansia y Top Gun , tiene el mismo brío y logra transmitir a la platea la sensación de vértigo que sus películas de acción siempre han tenido.

En Imparable , su quinta colaboración –tercera al hilo- con Denzel Washington, director y actor se las vuelven a ver con un tren. En Rescate del Metro 1 2 3 era un subte, con Denzel sentado en una oficina tratando de negociar con el pelado terrorista que componía John Travolta. Ahora la que está sentada en su lugar es Rosario Dawson, que por primera vez no debe mostrarse sexy sino inteligente, y el actor de Malcolm X , detener un tren descontrolado, que marcha a toda velocidad sin conductor y que atravesará una zona densamente poblada con unos cuantos vagones de material químico.

Como en varias producciones del realizador de Marea roja y Enemigo público la pareja protagónica comienza siendo antagónica, aunque luego eso pueda cambiar o no. Washington es un operario que debe trasladar un tren a otra estación, y le ponen al lado -cuándo no- a un novato, interpretado por Chris Pine. Que luego de ser el comandante Kirk en la remake de Viaje a las estrellas podría imponer algo más de respeto. Cada uno tuvo sus problemas en casa y habrá tiempo para que nos enteremos, mientras vayan tras el vehículo imparable al que hace referencia el título de esta película rodada con tanto ímpetu como dinamismo.

Mucho más corta de lo que suelen ser las aventuras cinematográficas de Scott, lo cierto es que la historia no daba para mucho más, ya que no bien arranca se desencadena el conflicto, el nudo de la trama, mientras se presenta a los personajes.

Washington, a los 56 años, ya no está para ir saltando vagones en movimiento, pero lo hace. Y Pine da perfectamente el look de pendenciero-de-buen-corazón que le tocó en suerte. Como película de acción, a Imparable no se le puede pedir más: cumple con creces los requisitos de entretener.