El cine, un bálsamo para aliviar el alma.
El Empire, un antiguo cine ubicado en una bella zona costera del sur de Inglaterra, es donde Hilary (personificada por la gloriosa Olivia Colman), una conflictuada mujer madura, trabaja en la boletería y pasa sus días como puede, con una gran angustia existencial. Estamos en los convulsionados años ‘80s ingleses, con un entorno social y económico muy complicado gracias a la labor en el gobierno de la severa Primer ministro Margaret Thatcher. Es extraño, pero Hilary, pese a su experiencia de varios años en el complejo cinematográfico, nunca entró a las salas a mirar ninguna película. En su alma conviven la falta de inocencia, el miedo a la pérdida del trabajo y el silencio ante el abuso sexual cotidiano por parte de su jefe. Todo su panorama de vida se presiente triste, trágico y solitario. Será la llegada de Stephen (Michael Ward), un joven de color alegre y soñador que comenzará a trabajar en el cine, quien le cambiará la vida. El futuro estudiante de arquitectura le ayudará a disfrutar, amar y hasta incrédulamente, permitirse mirar aquellas películas que se proyectan diariamente con una luz de esperanza.
Hilary es la protagonista de Imperio de luz (2022), la nueva película del reconocido director inglés Sam Mendes (Belleza americana, Camino a la perdición, Sólo un sueño, 007: Operación Skyfall, 1917), un sentido y sincero melodrama que retrata un momento histórico británico donde la censura y los conflictos de toda índole eran moneda corriente. Su trama está basada en la vida personal y experiencias que vivió la propia madre del director, la novelista Valerie Helene Mendes, y de paso es un correcto homenaje al séptimo arte, aunque retratado en modo inverso a Los Fabelman, de Stephen Spielberg, quien muestra a un protagonista (alter ego del realizador norteamericano) que descubre y ama al cine desde pequeño. Aquí Hilary también descubrirá al cine, pero en su adultez y en diferentes situaciones.
Aparte del cine, el otro tema central en Imperio de luz será el amor interracial y la segregación. La incipiente relación amorosa entre Hilary y Stephen no será bien vista por la gente del lugar, que juzgan severamente a la mujer y violentan verbal y físicamente al joven. También hay quienes acusan a Stephen de ser un extranjero, a pesar de su origen británico como ellos, y de robarles su trabajo. Un tipo de conflicto que era moneda corriente por aquellos años. El movimiento Skinhead se siente y golpea en las calles.
Nominada a mejor fotografía en los próximos Premios Oscar, en Imperio de luz los escenarios naturales costeros son retratados con oficio y preciosismo. Este importante rubro técnico, a cargo de Roger Deakins, es muy logrado. También acompaña muy bien al relato la banda de sonido, a cargo de la dupla Reznor/Ross, que incluyen temas de la emblemática agrupación musical de ska, punk y new wave, The Specials.
Sam Mendes decide apartarse del punto político británico y enfocarse en la vida de Hilary, en su angustioso equilibrio emocional y su presente de resiliencia y valentía. Mucho colabora el gran trabajo de Olivia Colman, una actriz que logra una maravillosa interpretación. Ella es la estrella del film. Pero también lo es el cine, aquí una luz para calmar el alma. La suya, tanto como la nuestra, los espectadores.