Incendies

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Cada uno con su infierno

Varias son las formas de abordar un filme con estas particularidades, que detallare a continuación. De entrada debo decir que actúa como la excepción que confirma la regla, no funciona el famoso dicho de Charles Chaplin “La vida es una comedia vista de lejos y una tragedia vista de cerca”.

Esta es una de esas películas que entrar en algunos detalles de los sucesos narrados le quita al público la posibilidad de ir descubriéndolo, de correr el velo con su propia mano, o en este caso con la mirada atenta.

Esto es así por la sencilla manipulación que ejerce el realizador del filme con el espectador Abre con un hermoso plano general de un monte de características similares al Monte de los Olivos, con toda la significación del caso, y mientras la cámara va realizando un travelling en retroceso, nos encuadra la imagen por una ventana de un cuarto. Allí empezamos a notar un cambio en el manejo de la luz hacia tonos más oscuros, no sólo por tratarse de la diferencia de exterior e interior sino por los objetos que empezamos a percibir. Es inmediato. Vemos objetos parciales (donde se trabaja la gestalt, la parte por el todo) con una fuerte iconografía militar, luego niños, para situarnos en la escena. Vemos a un militar rapando la cabeza de uno de esos niños, y éste que mira a cámara, ¿Busca complicidad? ¿Nos hace participe?, ¿Nos acusa?

Luego, finalizada la película, se resignifica esa mirada de ese niño. Tenemos la sensación de haber sido meros observadores de una realidad que nos circunda pero que creemos que ni nos roza. Esta es la otra de las manipulaciones del realizador.

La estructura elegida es la de recorridos paralelos, en tiempos y espacios diferentes, con idas y vueltas constantes, pero trabajadas en especies de capítulos sin número, nominados con nombres propios. En principio parecería ser que funcionaría como tipo de presentación de los personajes, pero este juego es más abarcativo por la simple historia.

En este juego, y a medida que avanza la crónica, es que damos cuenta de una historia terrible en que vamos reconstruyendo el relato con los datos que manipuladoramente nos va entregando, es que se hace insoportable seguir viendo, y al mismo tiempo nos instala el deseo de continuar con el sólo fin de transformar en certeza esos elementos que nos constituyen en la duda.

El relato se centra en la recuperación, reconstrucción, del rompecabezas que fue la vida de Nawal Marwan (Lubna Azabal), una mujer cristiana de origen libanés, aunque nunca nombren el país de Medio Oriente en que transcurre la mayor parte de la acción, y este trabajo es encomendado a sus hijos gemelos luego de su muerte ocurrida en Canadá.

Si de secretos de familia se habla, nada mejor que un notario, personaje importante en la vida de esta mujer, para entregarles a estos dos jóvenes hermanos sendas cartas con pedidos específicos.

A su hija Jeanne Marwan (Mélissa Désormeaux-Poulin) le pide que busque a su padre que esta vivo, y a su hijo que trate de encontrar a su medio hermano Simon Marwan (Maxim Gaudette).

Parafraseando al film de Andre Cayatte “Cada uno con su Infierno” (1977), se podría decir que estos últimos deseos de su madre intentaran ser justificados sobre el final del filme, casi en la ultima frase, demasiado tarde y demasiado poco.

Ella, la hija, acepta el desafío, pero el joven cree que son delirios o locuras de su madre, quien murió luego de una situación de extremos stress, por lo que quedo en estado casi de psicosis catatonica.

En esa búsqueda de la prehistoria familiar de su madre, transcurrida en medio oriente desde la década del 70 hasta los 90, ella ira recuperando a su madre e ira viendo, y a medida que avanza en la investigación ira viviendo los pesares de su progenitora.

Tal grado de obstinación de la joven Jeanne termina por obligar a su hermano a que cumpla con la parte que le corresponde.

Todo es en realidad un largo camino descenderte hacia el averno. Cada dato que nos van incorporando esta en línea con la profundización del drama, como decía Oscar Wilde, ,,,”Hay dos tragedias en la vida, una en no conseguir lo que se desea, y la segunda es conseguirlo”..

La duración de 130 minutos no se siente, el relato es ágil, tiene un alto nivel actoral, muy buena fotografía y muy buen diseño de arte. Pero, como dije al principio, lo que se hace intolerable es el recorrido del mismo, sobre todo el último giro de la historia.

Esta advertido