Nadie me quiere
En su tercer largometraje como directora tras Scarlet Diva y El corazón es engañoso sobre todas las cosas, Asia Argento -que aseguró que el film no es autobiográfico y que tuvo como principal referencia a la casi homónima Incompreso (1967), de Luigi Comencini- se sumerge en la caótica vida de Aria (notable trabajo de Giulia Salerno), una niña de 9 años que en 1984 debe lidiar con la violenta separación de sus padres (un actor egocéntrico interpretado por Gabriel Garko y una pianista más interesada en sus conquistas amorosas que en la maternidad encarnada por Charlotte Gainsbourg). Para peor, la chica sufre que sus hermanas y hermanastras sean las preferidas de sus padres y que en la escuela sea objeto de no pocas bromas pesadas (el bullying no es un fenómeno sólo actual). Su único refugio será, por lo tanto, un gato negro (y su creatividad).
Aun con algunas dosis de crueldad excesivas y cierta tendencia a la sobreactuación (a Asia parece gustarle la ampulosidad del cine italiano de los años ’80), el resultado de esta tragicomedia es notable. Entre el retrato de familia disfuncional, la crítica al machismo, las observaciones lúcidas sobre la dinámica escolar y el despertar sexual, Incomprendida -algo así como Los 400 golpes del nuevo siglo- ratifica a Argento, siempre con propuestas desatadas y fuera de toda norma, como una directora de enorme potencia y talento. Un torrente, un torbellino cinematográfico