Sola, solita, sola
La nueva película de Asia Argento (directora de Scarlet diva y El Corazón es engañoso, por sobre todas las cosas) la muestra como una directora consumada, con un estilo definido. Como en su film anterior, la infancia vuelve a estar en foco.
Verborrágica, cruda, extrema. Así es el universo de Incomprendida (Incompresa, 2014), película que retrata la dura vida de Aria (formidable trabajo de Giulia Salerno), una niña de nueve años hija de una pianista desaforada (Charlotte Gainsbourg) y un actor/galán (Gabriel Garko) que vive más pendiente de sus contratos y supersticiones que de su familia. Sus padres no atestiguan ni un dejo de afecto mutuo, y eso quedará bien claro apenas comienza el relato; separados y en muy malos términos. Asia tiene hermanas y hermanastras, pero la convivencia es una suerte de “anti-Mujercitas”, merced a los maltratos cotidianos y la escasa atención que le brindan.
Aunque en menor escala de crueldad que la de El Corazón es engañoso, por sobre todas las cosas, Incomprendida no hace concesiones con las situaciones que gráfica. Hay bullying, adulterio no disimulado frente a niños, alcohol, etc. Lo que propone Argento es un cóctel de violencia física y psicológica, un in crescendo que a muchos espectadores les resultará contundente y conmovedor, mientras que otros verán tan sólo pornografía emocional.
La película transcurre en los ’80, y aunque generacionalmente encaja con la época de la infancia de Argento, ella ha asegurado que no es una autobiografía (recordemos que su padre es el mítico realizador Darío Argento). No obstante, la relación con la época no es accesorio, pues “naturaliza” cierto maltrato cotidiano en el seno familiar, en un tiempo en el que el bullying no generaba los bienvenidos debates de hoy en día.
La nobleza de la película consiste en que más allá de las escenas más crueles, hay un acercamiento al universo de la niñez y pre-adolescencia que no margina momentos cruciales como los de “la mejor amiga”, “el primer amor”, o la compañía de la mascota; aquí, un gato callejero que señala todo ese amor que el mundo entero parece negarle a la entrañable Aria.