Qué he hecho yo para merecer esto
Luego de dirigir la pesadillesca Scarlet Diva (2000) y The Heart Is Deceitful Above All Things (2004), Asia Argento llega con Incompresa, una película semi-autbiográfica con referencias a la cultura pop, y que fue estrenada en el Festival de Cannes en la sección Un Certain Regard el año pasado.
Nuevamente nos encontramos con la directora describiendo a la niñez como una guerra: la pequeña Aria (Giulia Salerno) vive sus días sufriendo a sus padres egocéntricos. Su padre (Gabriel Garko) es un actor de fama en busca de un papel en una película de autor, un tanto paranoico y mucho más supersticioso. La madre (Charlotte Gainsbourg) es intérprete de música clásica y egoísta con una plena vida sexual. La pareja decide separarse y es allí donde comienza a fluir la película, donde todos sus pensamientos adolescentes salen a la luz: romances escolares, diarios íntimos, música post-punk… todo se sumerge en un melodrama con personajes al borde del quiebre emocional.
Más personal que autobiográfico (de esta forma lo definió la propia directora), el film mantiene un ritmo y ligereza gracias al entretenimiento y picardía infantil que se encuentra presente de forma contínua: dosis de humor y de ternura hacen que la empatía con el personaje de Aria se coloque por encima de las escenas más dramáticas. Un plus es la dirección de fotografía de Nicola Pecorini y la banda sonora, compuesta por grandes éxitos de la época y composiciones originales de la propia directora, acompañados al piano por su bisabuelo, Alfredo Casella.
Incompresa está formada por muy buenas actuaciones de todo el elenco, donde los niños realzan sus papeles con la misma intensidad que los adultos. Los conflictos familiares desatan sentimientos asfixiantes y ponen en riesgo la moral y las buenas costumbres, en un contexto donde la violencia se vive a flor de piel y la inocencia adolescente no queda al margen de ella.