Las pasiones son inmanejables, nos toman de imprevisto, no podemos controlar el apasionarnos o no por algo/alguien, es algo que sucede. Muchas veces estas pasiones responden a un escape de rutina, a buscar una salida en la monotonía que vivimos todos los días y que nos agobia. Esto es lo que le sucede a Fabián (Dario Grandinetti) protagonista de "Inevitable", nuevo opus del español Jorge Algora, recordado por, entre otros films, "El niño de barro".
Fabián está casado con Mariela (Carolina Peleritti), una mujer opaca, muy seria, de clase, y que parece haber olvidado cómo encender el fuego en la pareja. Mariela es psicóloga, y repetidas veces la vemos en sesiones con una mujer irritada, Olga (Mabel Rivera).
Pero el entorno familiar, al que hay que sumar una hija imposible de tratar, no es lo único que ahoga a Fabían; de profesión banquero, recibe presiones constantes de su jefe capitalista.
El clic comienza un día en que uno de sus compañeros (Carlos Kaspar) muere de un infarto repentino, y al no recibir ninguna devolución de su familia haya un oído y consejos de parte de un hombre ciego que se sienta todos los días en la misma plaza que Fabián; este hombre (interpretado por Federico Luppi) funcionará como una voz de la conciencia liberadora.
La liberación final llegará el día que nuestro antihéroe conozca a Alicia (Antonella Costa) una artista plástica, bohemia, la cual se convertirá en una obsesión por poseer.
Ambientada durante los años ’80 sin una razón demasiado clara, "Inevitable" se presenta como un drama de argumento clásico, en el que se mezclan las pasiones amorosas, las disyuntivas sociales en contra del ritmo que impone la vida capitalista, y críticas a distintos tópicos comunes de una vida acomodada y de clase alta. Estos intentos se resienten en un resultado que luce forzado.
Los personajes si bien podrían ser interesantes pecan de lugares comunes y se resienten unilaterales y hieráticos. Aún así, los interpretaciones del conjunto hacen su esfuerzo noble y apreciable para hacer sus criaturas creíbles. Algunos detalles como la falta de una verdadera expresión de amor más ligada en la escena a una obsesión momentánea, sumados a cierta inverosimilitud de diálogo y actitudes, tampoco ayudan a que la historia fluya.
La dirección de Algora y la fotografía de Suso Bello son correctas, no tanto una banda sonora algo altisonante. Inevitable es un film con altas y bajas, con ambiciones quizás más grandes de lo que el resultado llega a ofrecer