Trabajada desde el punto de vista de un niño de once años, este filme esta encuadrado temporalmente entre los años 1975 y 1979, principalmente en la Argentina en plena dictadura militar.
Se centra en las vicisitudes de una familia, conformada por una pareja parental enrolada en el grupo montoneros, que decide volver a la Argentina en 1979, luego de un exilio obligatorio en Cuba.
El título tiene dos acepciones: la clandestinidad en la que vive la familia; y el nombre falso con el que debe constituirse el niño.
Los espectadores somos los que sabremos del peso inherente que lleva adelante el pibe y, al mismo tiempo, tener que lidiar con el conflictivo a esa edad crucial que es el paso de la infancia a la pubertad.
Buenos trabajos actorales, buena construcción, buen diseño de arte, sólo que durante todo el filme se huele la posibilidad de una lectura que instalaría la teoría de los dos demonios, teoría siempre articulada por la derecha retrograda argentina.
No creo que esa haya sido la intención del director, pero a veces hay que ser muy cuidadoso y sobre todo taxativo en el discurso.