Durante mucho tiempo el eje temático del cine argentino fue la cruenta dictadura militar que desgarró a nuestra sociedad desde 1976 hasta 1983, y esta repetición cinematográfica ha sido muy criticada.
Una crítica un poco injusta porque con ese parámetro también habría que quejarse de la infinidad de films que hizo Hollywood sobre temas relacionas con la guerra de Vietnam o ahora con el conflicto bélico en oriente, y eso no sucede.
La década de los 70s y principios de los 80s marcaron con fuego al país. Es historia reciente y es lógico que realizadores tomen esos elementos para desarrollar sus ideas, y la realidad es que ha habido muy buenas películas que se basaron en este tema y muy malas también. Y hace unos años surgieron historias llevadas al cine en donde el Golpe Militar estaba ahí como satélite pero la historia pasaba por otro lado.
Infancia clandestina se mete de lleno en el tema pero en uno que aún no ha sido muy analizado cinematográficamente: los militantes y la guerrilla.
El director Benjamín Ávila logra retratar de manera muy ingeniosa (basándose en hechos reales) las vivencias de una familia Montonera pero bajo la vista de un chico de 11 años, Teo Gutierrez Moreno quien interpreta a Juan y su álter ego Ernesto.
Sería muy acertado catalogar a esta película como una coming of age movie (subgénero cinematográfico sobre el descubrimiento del amor y el pasaje de la niñez a la adultez) dado que el protagonista quiere aferrarse a su primer amor y dejar esa doble vida pero también encuentra un debate ideológico interno.
Este joven actor que se luce en su papel se encuentra muy bien acompañado por César Troncoso, quien interpreta a su padre y líder Montonero; Ernesto Alterio (su tío) quien le da alma y enriquece al film; y Natalia Oreiro (su madre) que finalmente logra desprenderse de sus personajes de las novelas de la tarde.
Otra cosa para destacar es la fotografía que en momentos es adornada con elementos de pseudo animación en escenas claves. Primeros planos y planos detalle (a veces un poco excesivos) dan cuenta con acierto a la mirada del chico.
Uno de los problemas que tiene la película es que no es mainstream y que seguramente muchos no la disfrutarán y hasta dirán que es medio lenta. Sobretodo un público joven que no esté muy interesado por la política y la historia.
Otra cosa para criticar es el final un tanto anunciado pero lógico y entendible.
No es ni la primera ni va a ser la última película nacional que retrate las vivencias de una generación que luchó y murió por sus ideales. Lo que se destaca en Infancia clandestina es que no juzga ni rectifica. Es una historia que te pega duro en lo sentimental y que puede llegar a angustiar, pero también llama a la reflexión y eso siempre es algo bueno.
Cine argentino bien realizado y plagado de identidad y memoria argentina.