Robert Langdon, agente secreto. Por si las conspiraciones renacentistas y papales le quedaban cortas, ahora el héroe de Dan Brown se mete en los terrenos de 007 para detener a otro supervillano con plan de exterminio a nivel mundial, diseminando un virus que liquidará a la mayoría del planeta - otra que Drax en Moonraker -. La macana con esto es que, al parecer, nadie en la producción tiene la más sodomita idea de cómo corno funciona la rutina básica de los filmes de James Bond. No, chicos, no: el héroe no llega cuando el plan diabólico ya ha sido concretado ni el villano muere en el primer fotograma. Primero investiga, descubre a tiempo el plan del maloso, lo detiene antes que detone y liquida al malvado. No se precisa ser ingeniero nuclear para descubrir cómo funciona, ¿verdad?.
Pero acá nadie entiende nada de nada. Al menos en el libro de Dan Brown lo que hacía Robert Langdon era descubrir, al final del camino, que los hechos estaban consumados - el virus desatado generaría esterilidad en la mayoría de la población mundial y, con el correr de los años (y sin posibilidad de reproducirse) la población se reduciría por sí sola; comenzaba una carrera contra el tiempo para buscar un antídoto viable -, lo cual era la culminación de un proceso argumental completamente lógico. Digo: si el villano está podrido en plata y está convencido de la bondad de su idea, ¿para qué va a esperar para concretarla?. No quiere dinero, no le interesa negociar nada; por lo tanto, no tiene nada qué perder para detonar el arma en este mismo momento. Pero como a los productores semejante final le pareció demasiado pesimista, decidieron despacharse con un parche abominable que va en contra de toda lógica. El virus está durmiendo por ahí y Langdon debe ubicarlo, descifrando ridiculas pistas basadas en la estructura del Infierno que Dante Alighieri creó para la Divina Comedia (y que el mismo villano se encargó de dejarle servido a Langdon!!).
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Si hubieran respetado el final original del libro, Inferno podría haber sido la mejor película de la saga de Dan Brown,... lo cual tampoco es mucho decir en vista de la mediocridad de los capítulos anteriores. La pesquisa histórica es siempre interesante - aunque aquí el razonamiento deductivo de Tom Hanks sea bastante críptico y el tipo siempre se salve de sus perseguidores por un dato traído de los pelos -, hay dos o tres asesinos carismáticos (como la sicaria rusa disfrazada de carabinieri italiana, o el siempre enigmático Irrfan Khan como un oscuro operador internacional de siniestras intenciones), y hay algo de acción bien filmada. El problema es que la efectividad del filme queda torpedeada por el absurdo tercer acto, plagado de revelaciones increíbles y cosas salidas de la galera.
Inferno es una fallida película pasable. Dan Brown no es santo de mi devoción, pero acá las cosas parecían algo mas aceitadas que en entregas anteriores. Quizás el punto pase porque es el momento de jubilar al equipo creativo de Ron Howard & Tom Hanks, los cuales no logran dar en el clavo con las obras de Brown - o quizás éstas sean tan mediocres y sobrevaloradas que sus defectos quedan en evidencia al estar en manos de talentosos -. Como sea, si usted no pudo tragarse El Código Da Vinci ni Angeles y Demonios tampoco digerirá Inferno, simplemente porque los responsables de esto siguen sin parir algo minimamente tolerable.