Inferno

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Un Hanks amnésico es la única novedad de “Inferno”

Después de todos los enigmas y conspiraciones ancestrales que el obsesivo Dr. Robert Langdon desentrañó en "El Código Da Vinci" y "Ángeles y demonios", la verdad es que no llama la atención que el pobre termine amnésico en esta tercera parte de la saga basada en los bestsellers de Dan Brown.

Lo que sí llama la atención es que dos grandes talentos como Tom Hanks y el director Ron Howard, que a lo largo de este último tiempo han protagonizado o filmado formidables películas como, respectivamente, "Puente de espías", y "Rush" y "En el corazón del mar", tengan que seguir atados a esta franquicia que, sin lugar a dudas, está entre lo más flojo de sus filmografías.

En todo caso, esta "Inferno" no es mucho peor que sus antecesoras y tiene el mismo nivel mediocre y soporífero. La historia tiene que ver esta vez con el protagonista sufriendo amnesia y enfrentado a una profecía surgida del Infierno de Dante según la cual una plaga caerá sobre el mundo. Lo que lo preocupa sobremanera, cuando en medio de extrañas visiones dantescas se da cuenta de que la profecía no es algo simbólico, sino que realmente algún tipo de enfermedad o pandemia caerá sobre la humanidad a manera de cura contra la superpoblación mundial.

La fotografía de Salvatore Totino se luce mostrando hermosas locaciones italianas y turcas, y Howard despliega un par de convincentes escenas de acción, pero la falta de buenos actores secundarios, el argumento remanido y, sobre todo, lo estiradas que se vuelven las dos horas de proyección sirven para recomendar esta superproducción apenas para un zapping en la pantalla chica.