Inferno

Crítica de Jessica Blady - Malditos Nerds - Vorterix

Las aventuras del profesor Robert Langdon vuelven a la pantalla grande para su tercera entrega, en este caso, basada en la cuarta novela de Dan Brown que lo tiene como protagonista: “Inferno”.

Tom Hanks vuelve a ponerse en los zapatos del experto en simbología, y esta vez tendrá que resolver un intrincado acertijo para salvar a gran parte de la humanidad de un virus mortal que tiene como objetivo frenar el problemita de la sobrepoblación y las catástrofes naturales que pueden desprenderse de ello en un futuro no muy lejano.

Brown y Howard se alejan de los conflictos religiosos de las películas anteriores y se sumergen en los intrincados recovecos de La Divina Comedia de Dante Alighieri y, más precisamente, de su detalladísimo Infierno, punto de partida para resolver el misterio.

Howard aprovecha e introduce elementos más terroríficos y apocalípticos a un clásico thriller de acción que nos pasea por varias ciudades europeas y bellos lugares históricos como ya es su costumbre.

La trama arranca con Langdon (Tom Hanks) despertando bastante amnésico en un hospital de Florencia, sin tener la menor idea de cómo llegó hasta ahí. Con una herida importante en la cabeza y una asesina asueldo siguiéndole los pasos, el profesor logra escapar del lugar a tiempo con la ayuda de la doctora Sienna Brooks (Felicity Jones).

Mientras intenta recordar lo ocurrido durante las pasadas 48 horas, Langdon se cruza con la primera pista que lo pondrá en carrera para tratar de detener los maquiavélicos planes de Bertrand Zobrist (Ben Foster), un científico con ideas muy radicales que, antes de suicidarse, dejó emplazado el mencionado virus para su propagación por Europa.

“Inferno” no nos trae nada nuevo desde lo narrativo o lo argumental. Sigue siendo una búsqueda del gato y el ratón contrarreloj (acá se suman también los miembros de la OMS), con clase de historia (y arte) incluida, una trama más sencilla que sus predecesoras que no quiere marear al espectador, y evita todo tipo de conflictos religiosos, sumando conciencia ambientalista.

La película es lo que es, y no pretende ser nada más que un thriller entretenido con buenos actores y, en esta oportunidad, el plus de una gran imaginería visual que se desprende de la obra de Dante. Howard juega un poquito al terror y nos muestra unas imágenes perturbadoras del Infierno en la Tierra, todo a través de los distorsionados recuerdos de Langdon.

Por lo demás, “Inferno” sigue las reglas de la mayoría de las obras de Brown: una búsqueda del tesoro por ciudades europeas, en medio de persecuciones, asesinatos, conspiraciones y mucho arte, arte, arte.

Algún giro inesperado por ahí, un poco de humor por allá, algunos de los escenarios más lindos del Viejo Continente de yapa... “Inferno” no pretende cambiar la historia de la cinematografía, sino regalarnos un par de horas de entretenimiento y, obviamente, sumar millones a sus arcas.