“Infierno”: una película demasiado explicada
Dan Brown es uno de esos escritores que dividen las aguas: están los que aman sus novelas, y los que lo consideran un mediocre y aborrecen su obra. La realidad es que, mal que le pese a sus detractores, el tipo es exitoso, se sabe vender y sus libros son furor en el mercado literario.
Nada mal para un hombre que en realidad luchó durante años para perseguir una carrera musical. Para aquellos que no tenían el dato, Dan Brown era cantautor de música pop –incluso tiene algunos CDs de música editados– y trabajaba dando clases de inglés y español. La leyenda cuenta que en 1993, mientras estaba de vacaciones en Tahití, leyó “La conspiración del Juicio Final”, novela publicada en 1991 por Sidney Sheldon y esto lo inspiró a dedicarse a escribir. El resto es historia.
Su serie más conocida es la que lo tiene como protagonista a Robert Langdon, profesor de simbología religiosa de la Universidad de Harvard. Apareció por primera vez en “Ángeles y demonios” (2000) y le siguieron “El Código Da Vinci ( 2003), “El símbolo perdido” (2009), “Infierno” (2013) y se espera para el año que viene una nueva obra titulada “Origin”. Langdon aterriza por tercera vez en los cines de la mano nuevamente del director Ron Howard y Tom Hanks con el largometraje “Infierno” (2016).
El profesor Robert Langdon (Tom Hanks) despierta en la habitación de un hospital con un fuerte dolor de cabeza. Está desorientado, aturdido y no tiene memoria de lo que le pasó en los últimos días. Para su sorpresa se encuentra en la ciudad de Florencia, Italia, y no tiene idea de cómo llegó a ese país. La doctora Sienna Brooks (Felicity Jones), la médica que lo atiende, le explica que está allí tras recibir un balazo que le rozó la cabeza, y eso explica su conmoción cerebral y la amnesia temporal. Pero el catedrático no tiene tiempo de recuperarse porque minutos después de que despierta intentan asesinarlo, logrando escapar junto con la doctora.
Junto con ella, Langdon irá desenmarañando este rompecabezas siguiendo un misterioso rastro de pistas que están ligadas a la simbología oculta de la “Divina Comedia”, la obra clásica de Dante Alighieri. Esto lo llevará a descubrir un plan ideado por el multimillonario Bertrand Zobrist (Ben Foster) cuya finalidad es la aniquilación de la población mundial.
Son realmente curiosas las películas dirigidas por Ron Howard sobre esta saga de novelas. Habría que ver cuánto control creativo tiene el director sobre el filme, o preguntarse si le debe rendir alguna clase de explicación a Dan Brown que oficia siempre de productor ejecutivo. Porque hay demasiada desprolijidad en todas las adaptaciones que hizo Howard y tal vez tenga que ver con que el escritor tenga la última palabra en el corte final. Vaya a uno a saber. Tiene mucho talento, tanto detrás como enfrente de la cámara: David Koepp es el guionista, Brian Grazer produce, y en el elenco están Tom Hanks, Felicity Jones, Omar Sy, Ben Foster, Irrfan Khan, muy buenos actores todos ellos. ¿Y cuál es el problema? Por empezar, hay mucho personaje secundario desdibujado y mal aprovechado, la trama se va en explicaciones y tiende al aburrimiento, no hay un grado de interés suficiente para el espectador. “Infierno” es de esas películas que engañan, que a primera vista resultan atractivas e interesantes, pero que cuando van pasando los minutos y uno comienza a analizarlas terminan teniendo demasiados errores, incongruencias y vacíos. Son como el algodón de azúcar: son ricas pero enseguida se deshacen tras saborearlas un poco.
Parece que ya hay planes de adaptar “El símbolo perdido”, esperemos que no sea otro “Infierno” que nos hagan padecer.
Es de esas producciones que engañan, pero que son como el algodón de azúcar: son ricas pero enseguida se deshacen tras saborearlas un poco.