Llegó la tercera parte de la saga basada en los exitosos libros de Dan Brown que tienen como héroe al simbolista Robert Langdon (Tom Hanks). Y llega diez años después de El código Da Vinci, cuando tanto la novela como su traslado al cine ha pasado de moda. Pero millones de fans, de la saga y del género, digamos, histórico fantástico, mantienen la fascinación por las claves ocultas entre las páginas de Dante. Y el último traslado al cine de las imposibles peripecias de Langdon regala ese placer, más o menos culposo, de escenarios internacionales, obras de arte, elenco multinacional y el rígido Langdon intentando salvar al mundo, además de citas a Hitchcock y al cruce entre lo viejo y lo nuevo. Seguramente, en poco tiempo, no te vas a acordar mucho de lo que viste, como poco recordás de Ángeles y Demonios y hasta de El código Da Vinci, la que llegó empujada por el fenómeno. De todas formas, y con la fórmula enfriada por el tiempo, Inferno es una película entretenida.