EL DILEMA DE LOS FINALES
Unos pocos minutos bastan para generar un clima de tensión. Infidelidad mortal sabe cómo instalar la incomodidad con simples pasos y logra mantener el clima durante gran parte de su historia. Aunque las resoluciones no son su fuerte, la propuesta se sostiene en la primera hora.
La infidelidad propone un juego con los límites. El hecho de romper cierto pacto de pareja que propone exclusividad presenta ya de por sí un grado de incomodidad por ser descubiertos. Infidelidad mortal explota el secretismo de estas situaciones para generar un thriller. En este film los amantes, Holly y Everett, pactan un encuentro. Pero quien orquesta ese momento es la pareja de la protagonista, Russell.
El ritmo narrativo funciona muy bien durante la primera hora. Mediante una acción se dispara la maquinaria para que esa habitación en la que se hospedan se convierta en un infierno. La dosis de información que aparece es puntual y efectiva. Todo apunta a un objetivo, generar una crisis psicológica en los personajes. El nivel de tensión se da por la persecución de ambos protagonistas. Mediante las maniobras que lleva a cabo Russell estos amantes empiezan a incomodarse entre sí por lo que suponen saber del otro.
Pasada la primera hora, aquellos mecanismos sutiles y justos se dejan a un lado y se ponen en marcha una serie de episodios que generan otro clima. Es ese cambio hace que el film pierda potencia. La cantidad de información y situaciones que utilizan para cerrar la película quedan desproporcionadas a la propuesta y la colocan hasta en un lugar bastante burdo.
Si nos centramos en la parte efectiva del film, podemos rescatar cómo Infidelidad mortal se apoya en ciertos detalles que hacen posible la situación de tensión. Uno de ellos es la culpa. Bajo este sentimiento los protagonistas toman decisiones que con otro nivel de implicancia serían distintas. Otro de los elementos que se utiliza es el desconocimiento que tienen entre sí los amantes. Esta falta de información entre ellos los lleva a un nivel de paranoia más alto que si se conocieran desde hace más tiempo.
Si hablamos de la situación de encierro, podemos decir que el mantener casi toda la trama en una habitación aumenta el suspenso y da sensación de desesperación. Todo ese contexto achica las posibilidades externas y pone a funcionar el aspecto psicológico. El film sabe cómo colocar estos elementos para que el espectador se mantenga expectante de las acciones de los personajes.
Pero, como dijimos anteriormente, esto no termina bien. Suele suceder que los films de suspenso abren posibilidades y luego a la hora de poner un cierre se dificulta. Pero en el caso de Infidelidad mortal la sorpresa del final es mayor porque durante el desarrollo se caracteriza por la sutileza y la austeridad de las acciones. Un final más discreto podría haber sido más efectivo y acorde a la propuesta.