La fuerza de una madre
Mezcla de western con road movie fantástica, Infierno grande (2019) es una historia lúcida y concreta sobre el valor de una madre para liberarse de su oscuro marido en un contexto de suma hostilidad para la mujer.
Todo comienza con María (Guadalupe Docampo) la heroína de esta historia decidida a saltar al vacío para defender a su hijo. Como una especie de Sarah Connor se lanza a la carretera con su hijo en su vientre y enfrenta a la incertidumbre. El espectador la acompaña con la misma desinformación: nos iremos enterando de qué huye y hacia dónde va con el correr de la trama.
Es loable el tratamiento que Infierno grande hace del pueblo de La Pampa donde transcurren los hechos. Al igual que El otro hermano (2017) o la de inminente estreno Pistolero (2019), el pueblo del interior lejos de ser un lugar idílico para reencontrarse consigo mismo como en el cine de Carlos Sorín, se presenta como un espacio claustrofóbico, corrompido y siniestro del cual la joven y frágil madre debe escapar para garantizarle un futuro a su hijo. Una visión oscurantista, quizás mucho más en tono con la realidad que el imaginario social.
El niño por nacer relata la historia desde el futuro y propicia la noción de fábula, una figura exenta al relato que recupera los hechos desde la “leyenda”. En ese aspecto los distintos personajes con quien la protagonista se topa representan estereotipos del entorno: el político violento que compone su marido (Alberto Ajaka), el cura loco que oficia de oráculo (Chucho Fernández), el transeúnte mercenario (Mario Alarcón), el predicador lumpen (Héctor Bordoni), el policía entrometido que complica más de lo que ayuda (Javier Pedersoli), y así, en un desfile de seres estrafalarios que componen la fauna del lugar y a su vez, producen cierto aprendizaje en María.
El trabajo de Guadalupe Docampo es fundamental para sintetizar en su cuerpo y actitud, el calvario de todas esas mujeres de apariencia frágil, decididas a enfrentarse a sus miedos para encontrar su propio camino. Con tales elementos la película de Alberto Romero redondea su discurso con crítica social incluida, en un mundo donde la esperanza queda reposada en el poder de cambio de las mujeres.