Un pollo congelado
Una maestra de escuela en un pueblo de La Pampa se larga a la ruta sin destino definido, apenas con lo puesto, un rifle y un embarazo muy avanzado.
No tiene decidido hacia dónde va, pero sabe que tiene que huir de ese pueblo donde su violento marido es uno de los hombres más poderosos y solo la considera una servidora de sus propios deseos o necesidades: el mismo hombre al que acaba de dar por muerto en el piso de su cocina después de dispararle con su propio rifle de caza, evidentemente harta de los maltratos y abusos que recibe a diario.
Un encuentro fortuito en la ruta le hace recordar el pequeño pueblo donde nació pero que debió abandonar al quedar huérfana de niña, un lugar tan recóndito que no figura en los mapas y ni siquiera recuerda el camino. Ese Niacó parece el lugar ideal para desaparecer y volver a empezar, pero cada persona a quien le pregunta por el pueblo intenta convencerla de que no debería ir, cada cual con distintas historias sobre las cosas terribles que pasan por esa zona.
Nada de ello alcanza para intimidar a María, que sabiéndose perseguida pone rumbo tenazmente hacia la casa que la vio nacer, con la meta de que sea donde nazca su hijo.
Te cuida Chachao
Cuando comienza el viaje de María (Guadalupe Docampo) no sabemos mucho de ella, pero se intuye lo suficiente. Unas pocas imágenes nos ponen en contexto y no pierden tiempo en explicaciones, salvo por una narración en off que rara vez aporta algo realmente necesario para la historia.
Ya habrá tiempo para completar las piezas que faltan con flashbacks, mientras tanto lo que importa es el presente y los problemas a los que tiene que enfrentarse en la ruta. No hay grandes complejidades de trama, pero alcanzan para sostener una película que dura justo lo que necesita y que apuesta mucho al contexto para completar lo que muestra, construyendo un clima de western pampeano que merece ser explorado más a menudo. Esta vez con detalles de realismo mágico que aluden a la mitología regional, aportando mucho carácter a la propuesta de Infierno Grandemientras recorre los inhóspitos rincones de la provincia.
Los pocos personajes que acompañan a la protagonista están bien construidos y son interesantes hasta cuando caminan por el borde del absurdo. Desafiando esa idea de que los secundarios no necesitan tener más de una dimensión, el abusivo puede ser sumiso, el cobarde puede mostrar lealtad, y la figura de autoridad puede cargar terrores desde la infancia con la misma naturalidad que la protagonista puede encontrar fuerza en su miedo. Todos aportan para construir el interesante mundo que rodea a María en Infierno Grande, dándole los pequeños empujoncitos que necesita para cumplir con su destino, de la misma forma que cada detalle de la película aporta para convertirla en una propuesta humilde pero original e interesante.