Quinta parte de una serie que ya se repetía en la tercera
Según los cuatro films anteriores de esta serie, que empezaron en 2003 con "Underworld" y culminaron en 2012 con "Inframundo: el despertar", desde tiempos remotos nuestro planeta es escenario de una ancestral lucha entre una raza de vampiros y otra de hombres lobo. La primera era un sólido subproducto de la estética de "The Matrix", algo oscurecida, pero con el correr de los años y las secuelas la trama se fue desdibujando al punto de que lo que sobrevive parte es bastante confuso, y peor aún, muy poco interesante.
Hay que reconocer que la bella y aguerrida Selene, que interpreta Kate Beckinsale, sigue luciendo más que bien pese al paso del tiempo, siempre enfundada en sus trajecitos negros y ajustados, y no deja de liquidar enemigos a diestra y siniestra. Ahora, además, es convencida para que adiestre nuevos vampiros en el arte del combate contra los licántropos, ya que se viene una guerra definitiva entre ambas especies. Si bien la dirección de arte, la fotografía y los efectos especiales 3D por momentos tienen algún atractivo, el conjunto luce mucho a déjà vu, y todo termina pareciendo una enésima variación sobre situaciones de los films anteriores. Lo mejor es el veterano Charles Dance como un patriarca vampírico, pero aparece poco.