Selene debe enfrentarse una vez más a los clanes de Vampiros y Lycans, ya que estos están en búsca de su hija para poder obtener su sangre y de esta forma tener aun más fuerza y derrotar de manera definitiva al clan adversario. Selene junto a David tratarán de evitar esto antes de que sea demasiado tarde.
Esta nueva entrega (y posiblemente última) deja gusto a nada. A 13 años de la primera entrega, Kate Beckinsale se sigue viendo como la señora y dueña de esta franquicia, pero en esta nueva película la calidad es aún inferior a la de sus antecesoras. A ella se la sigue notando cómoda con el personaje, pero esta saga ya tiene poco de originalidad, y se nota con cada toma.
Anna Foester dirige su opera prima de manera desprolija, la fotografía del largometraje tampoco cumple y en cada toma se torna oscura y descuidada, es cierto que la saga de “Inframundo” con el correr de los años ha ganado una gran horda de fanáticos y sólo está hecha con el único fin de entretener al público pochoclero, pero esta nueva entrega se hace insoportable en todos los aspectos posibles, desde una calidad de imagen pobre, un 3D inexistente, efectos especiales ordinarios llegando casi a lo horroroso, una historia aburrida, actuaciones poco decentes y nos quedamos cortos.
“Inframundo: Guerras de Sangre” quedará en el recuerdo de sólo unos pocos, en caso de que Sony siga explotando esta saga trate de hacerlo con algo más de estilo y no entregando un producto que parece realizado a las apuradas, dejando baches grandísimos y un final deprimente.
Lo bueno: Es muy poco lo que hay para destacar, una de ellas es la actuación de Charles Dance, su personaje nos recuerda al Tywin Lannister de Game of Thrones.
Lo malo: Por desgracia tiene muchísimas cosas por mejorar, sobretodo la parte visual.