Allá por el 2003 fuimos capaces de apreciar un relato de vampiros y hombres lobo, personajes clásicos de la mitología literaria. Uno que enfrentaba a estos dos bandos en una guerra que había comenzado en tiempos antiquísimos y que ahora se libraba en nuestro mundo contemporáneo. Underworld trasladaba a estos seres la acción y estética característica de los films de género que enfrentaba a bandos organizados, y el terror que no podían dejar de infundir estas criaturas, ahora que se ven (no) insertos en la sociedad del nuevo milenio. Lo más importante fue que conoceríamos a Selene, la justiciera vampiro encarnada por Kate Beckinsale, a partir de la cual conocemos la disputa entre estas facciones. 13 años más tarde, con tres secuelas directas y una precuela, Underworld: Blood Wars parece darle el necesario cierre que la saga pedía a gritos.