Justo donde la dejamos.
Durante tres películas (la tercera queda afuera por ser precuela y contar con una trama diferente) vimos caer a Selene (Kate Beckinsale) desde su encumbrada posición de cazadora estrella a paria enemiga de vampiros y licántropos por igual, todo por enamorarse de un simple humano que resultó ser no tan simple, porque la sangre de sus ancestros le permitió convertirse en un poderoso híbrido. Juntos asesinaron a los primeros de cada especie y a varios de sus líderes más importantes, gestando en el proceso a una hija que Selene apenas pudo conocer antes de verse obligada a esconderla para que no sea convertida en un arma de la interminable guerra. Si nos había faltado ver algún capítulo no es un gran problema porque Inframundo: Guerras de Sangre se toma un par de minutos para hacer este mismo resumen antes de retomar la acción, poco tiempo después de donde la había dejado la película anterior, con un escuadrón de licántropos dándole caza a nuestra protagonista para hacerle confesar dónde está escondida la niña. Considerada una traidora por los escasos supervivientes de su especie y sin posibilidad de seguir cayendo más bajo, hace lo posible por sobrevivir con Thomas como único aliado, hasta que recibe la oferta de una tregua. Los Ancianos saben que están en desventaja frente a las fuerzas licantropas guiadas por Marius, un nuevo y poderoso líder, por lo que aceptan a regañadientes levantar la condena a muerte que pesaba sobre Selene a cambio de que acepte entrenar a los jóvenes reclutas que deberán defender el nido ante el inminente asedio. No tiene realmente muchas opciones, por lo que acepta sin sospechar que Marius no es el único ambicionando en convertirse en la evolución de su especie.
Entre cuero y balas de plata:
Esta quinta entrega parece producida más para el mercado hogareño que para la pantalla grande, con un presupuesto que se nota menos generoso que al principio de la saga, algo que se revela en un reparto casi completamente televisivo y unos efectos visuales apenas correctos, logrando que el efecto 3D pase completamente desapercibido. Es una película de acción y cumple con traer una sucesión continua de peleas y persecuciones que entretienen, pero a la vez parecen ser las mismas secuencias que ya vimos en las películas anteriores, o al menos con una estructura casi igual que no termina de volverse recordable como sí sucedía al principio de esta saga.
Siempre valoro cuando una historia construye su propio mundo y la puebla de una mitología propia, algo que la primera entrega de la saga hizo de forma bastante interesante y luego reactivaron acertadamente con la precuela que se usó para solidificar las reglas con las que funciona este mundo. No es que vampiros y hombres lobo no fueran ya criaturas clásicas del género, pero además de darle a ambas especies de una historia de origen y un motivo para su enemistad de siglos, se los adaptó de forma interesante a un contexto de ciencia ficción futurista. El resumen inicial alcanza para refrescar los puntos importantes de la historia previa, pero da por sabida toda la mitología que se viene estableciendo desde el principio, tanto sea como parte importante de la trama o como pequeñas referencias y guiños que ayudan a construir un contexto bastante sólido pero muy enfocado a los fans de la saga, público al que claramente está apuntada esta película sin mucha intención de atraer gente nueva.
Si llegaron a la quinta parte ya deberían saber cómo funcionan las sociedades de cada clan, por qué la familia Corvinus es tan importante y especialmente por qué al beber sangre ajena se transmiten con ella los recuerdos, pero todo esto tiene un problema. En vez de utilizar todo esta base construida para seguir avanzando en la historia mayor, Inframundo: Guerras de Sangre parece ser sólo una transición entre dos puntos relevantes que cuenta una historia repetida y demasiado sencilla, hasta que en los últimos minutos propone un cambio de reglas enorme justo antes de hacernos saber que tendremos que esperar a la próxima parte para enterarnos de que se trata, dejándonos con gusto a poco y la idea de que podrían haber acelerado el avance de esa nueva trama para que llegue a entrar en esta película, o al menos hacer más interesante al camino que las une.
Conclusión:
La principal intención de Inframundo: Guerras de Sangre es entretener a su base de seguidores ya establecida y eso lo cumple, pero como se venía viendo desde la cuarta parte, deja la sensación de ser una historia atascada.