Oscuro reviente
Los personajes con actitud de renegados sociales siempre caen bien en pantalla. Saber de su vida, de su espíritu anárquico resulta atractivo para un espectador que mira con cierta admiración la manera despreocupada de disfrutar la vida, escapando a todo tipo de compromiso y deber social. El personaje de Diego Peretti en Iniciales SG (2019) es uno de esos personajes pero diferente en varios aspectos.
Porque su Sergio Garcés, apodado “el francés” por grabar en el pasado un disco de covers del famoso cantante Serge Gainsbourg en castellano, es puramente argentino. La idiosincracia del país en el que vive le quita el carisma y gracia y lo convierte en un perdedor desafortunado, de esos que nos gusta ver sufrir. El tipo es un actor de segunda que ronda entre actuar de extra o aparecer en películas pornográficas mientras disfruta ver a la selección Argentina (la historia transcurre durante los últimos partidos del mundial 2014) y conquistar alguna chica. Su dudosa moralidad se oscurece cuando la desgracia lo persigue en una serie de acontecimientos que harán de su hedonista vida un infierno.
Los realizadores son Rania Attieh y Daniel García. Paradójicamente Rania es de Trípoli, Líbano, y Daniel es del sur de Texas, USA. Sin embargo el espíritu tragicómico nacional queda impregnado en todo el relato. No es una comedia blanca aunque la actitud del protagonista y el tono del narrador (Daniel Fanego) así lo indiquen. Tampoco se trata de un melodrama, género por excelencia para escenificar las historias que pasan el drama al humor con facilidad. Iniciales SG usa melodías de jazz y toques surrealistas (que parecen sacados de una película de David Cronenberg) para describir los lados oscuros de su personaje.
La película suma en cada una de esas decisiones, porque arriesga y profundiza en la miseria de su protagonista. Un reventado que a medida que avanzan los minutos, se aleja del costado infantil del mundo (al estilo Seth Rogen) y acerca a la filosofía de un tipo peligroso lleno de oscuridades.
El trabajo de Diego Peretti es fundamental para la película, se expone en cámara en cuerpo y alma, su capacidad de pasar del drama a la comedia en la misma escena son funcionales al tono del relato. Como si el actor tantas veces protagonista de comedias conciliadoras aprovechase esa fama para redoblar la apuesta con sus seguidores. Su mirada esconde la tristeza de un tipo que ansía ser alguien más. Sus gestos acompañan el derrotero del personaje. El personaje de Julianne Nicholson se presenta como su contracara, ingenua y estructurada, la mujer extranjera de visita en el país que se lleva consigo un aprendizaje poco luminoso.
Iniciales SG es una grata sorpresa en su manera de representar la mediocridad y la miseria, lleva a puntos carnales los límites humanos asociados a la dependencia del fútbol, el sexo y las drogas en personajes que sólo quieren reconocimiento; y lo hace, como pocas veces se vio, con una verdadera comedia negra. De esas que sólo el cine con cierta independencia parece dispuesto a filmar.