Aun imperfecta, resulta interesante en un panorama bastante adocenado.
Las películas de perdedores, cuando están narradas con la distancia necesaria, generan el efecto de lo ridículo combinándose de modo constante.
En sus mejores momentos, esta historia de un tipo inmaduro, alguna vez responsable de un disco de covers sobre temas de Serge Gainsbourg, que pasa por la peor semana de su vida logra, gracias a Peretti, ese efecto con nobleza y originalidad. Aun imperfecta, resulta interesante en un panorama bastante adocenado.