Afiliadas actuaciones, pero con un humor negro que puede dividir las aguas.
Una de las definiciones de riesgo narrativo es la de contar y estrenar una historia con un protagonista poco o nada querible, en un contexto de humor negro. Un riesgo que duplicado no solo por la falta de identificación, sino por mostrar el lado más oscuro de nuestra humanidad sin ninguna redención posible. Esta parece ser la intención en la que se enmarca Iniciales S.G.
Historia de un Francés
El protagonista Sergio Garcés comparte iniciales con el cantante Serge Gainsbourg, pero le dicen “el Francés”. Es en este apodo, digamos, cariñoso, que recibe el protagonista, donde siente una onza del reconocimiento al que aspira pero le es esquivo. Su búsqueda de que Garcés sea sinónimo de Gainsbourg. Por el momento, una similitud en la acentuación esdrújula entre su nombre y el gentilicio no es mal lugar para empezar.
Iniciales S.G. no es solo una apuesta destacable por ser encabezada por un personaje nada tribunero o por su acento en el humor negro, donde el espectador ve sufrir al protagonista a cada paso del camino, sintiendo que levemente se lo merece por su violencia interna. Es también una apuesta por la senda narrativa que la película elige para hacer circular a su personaje, que está completamente alejada de cualquier clasicismo.
Esto es una rodaja de vida; no hay otra meta más que mostrar un par de días, decisivos y dolorosos, en la vida de un personaje. Ese alejamiento del clasicismo es lo que más ayuda a aceptar la (coloquialmente hablando) mala leche que tiene la película.
Iniciales S.G. hace uso del amor por el fútbol como subtexto. Como una manera de exteriorizar, de hacer universo a la personalidad del protagonista. Ese contexto, o al menos del modo que lo asumimos a través de su punto de vista, es mostrar a la selección argentina como el protagonista: llegan a la final teniendo todo para ganar, pero por H o por B no ganan. Aunque podríamos decir que esa H o esa B podrían ser la vanidad, el cinismo y el cortoplacismo al querer una victoria masiva en el menor tiempo posible; una exigencia que se vuelve más imperante conforme uno envejece. Es situación la atraviesa el personaje interpretado por Diego Peretti.
No obstante, Iniciales S.G. es en cierto modo una historia de cambio, aunque esta crítica se aventura a afirmar que un ejemplo más rotundo del mismo está manifestado en el personaje de Julianne Nicholson. Si bien al espectador le puede llegar a causar algo de lástima la indiferencia que el personaje de Peretti ejerce en ella, sus gestos, sus actitudes, y un llamado telefónico es lo que proponen esta enorme pronunciación.
Párrafo aparte merece el trabajo de narración en voice over a cargo de Daniel Fanego. No es ninguno de los protagonistas, y es un recurso más novelístico que cinematográfico. Pero cuando se usa bien es cuando aporta detalles que la imagen no puede rendir por si mismos. Detalles de la historia previa de los personajes dichos por este narrador, pero ubicándolos en momentos cruciales. Es esa narración austera, disociada, pero con un fuerte dejo de ironía, es donde suele latir más fuerte el corazón del humor negro de esta historia.