Inmortal

Crítica de Ignacio Dunand - El Destape

Relato fantástico con un valioso concepto sobre la vida y la muerte

Tras su paso por el documental -con la notable La boya (2018)- Fernando Spiner vuelve a la fantasía, terreno donde maneja el dominio necesario para lograr una película que, aún con sus flaquezas, plantea debates muy interesantes al hablar de los límites entre la vida y la muerte.

En las películas de Fernando Spiner siempre llaman la atención los conceptos que mueven los hilos de las narrativas. Precisamente en Inmortal, su regreso a la fantasía y la ciencia ficción tras el documental La boya (2018), la búsqueda se centra en los límites que hay entre la vida y la muerte, tema universal si los hay. Los puntos más altos de la historia los otorgan el buen trabajo visual -que transforma escenarios urbanos conocidos en locaciones apocalípticas y diferencia con tonalidades marcadas los mundos de vivos y muertos- y una Belén Blanco mostrando toda su versatilidad actoral a la hora de componer emociones.

Inmortal arranca con el regreso de la fotógrafa Ana (Belén Blanco) a Buenos Aires para realizar los trámites de la sucesión de su padre (Patricio Contreras). En ese trance se encuentra con el Dr. Benedetti (Daniel Fanego), un científico que trata de convencerla de que ha descubierto la puerta a una dimensión paralela llamada Leteo donde podría visitar a su padre muerto. Un discurso que bien podría tomarse como simple habladuría cobra sentido en Ana, quien recientemente vio a su progenitor caminando por las calles de Avellaneda.

A partir de esta premisa el cineasta traza un melodrama de ciencia ficción y metafísica, con la utilización de efectos visuales austeros que no siempre contribuyen a generar climas de tensión en la historia. Por momentos Inmortal parece una prima criolla de Dark, serie alemana de viajes en el tiempo que saltó a la popularidad en Netflix, debido a la forma que tiene de explicar conceptos y presentarlos al espectador de forma intrigante. Esto, sumado a la sensible y precisa actuación de Belén Blanco, logran encauzar la película por buen camino.

Sobre el final las cosas se cierran un tanto "a las apuradas", sin la posibilidad de que se explore un poco más la relación entre el personaje de Blanco y Velázquez. Hubiese sido interesante darles un cierre a la altura de la historia ambiciosa. Por otra parte, es preciso remarcar que algunas actuaciones rozan lo caricaturesco y esto le quita peso dramático a personajes importantes para el desarrollo de la trama. Observaciones que en ojos críticos pueden quedar resonando, pero que no impiden disfrutar de Inmortal, otra pieza fantástica que reafirma la calidad artesana del cine de Fernando Spiner.