“El perro que no calla” es una mezcla de fantasía y ciencia ficción y es bastante infrecuente en el cine argentino. Fernando Spiner lo había hecho con La sonámbula hace más veinte años; es un director que conoce las reglas de los géneros y del espectáculo, también en estos pagos. Inmortal cuenta sobre un duelo y una máquina que conecta la dimensión de los vivos con la de los muertos. Aunque a veces se torna demasiado melancólica, cumple con nobleza en narrar un cuento.