Inmortal es el nuevo trabajo del director indio Tarsem Singh, un viejo amigo del abuso extremo de la animación computada en el cine.
Se trata de un realizador que tiene muchos detractores y fanáticos que aman sus trabajos, como La celda (2000), The Fall (2006), Inmortales (2011) y más recientemente Espejito, espejito (2102).
Sus seguidores más extremistas lo consideran un visionario y para otros espectadores es un cineasta superficial filmes tienden a brindar un gran cotillón visual sin mucho contenido.
Siempre estuve más en sintonía con los detractores de Singh y la verdad que es un cineasta que no me gusta para nada.
Las películas del director siempre me parecieron extremadamente artificiales, como la reciente aberración que hizo con la interpretación del cuento de Blancanieves.
En Inmortal presentó un proyecto completamente diferente a todo lo que hizo hasta ahora en su carrera, a tal punto que la película no parece dirigida por él.
Daría la sensación que luego de pasar por la granja de rehabilitación de los cineastas adictos a la animación computada, Tarsem Singh (ya recuperado y sobrio) hizo este film donde puso su foco de atención en el conflicto de la trama y las emociones de los personajes, en lugar de los efectos especiales.
Su nueva producción es un thriller de ciencia ficción que logra ser entretenido y presenta un intriga que está muy bien desarrollada por el director.
Para mí gran sorpresa, el film además incluyó varias secuencias de acción que están impecablemente filmadas y no abusan de la animación CGI, algo que nunca hubiera esperado encontrar en una obra de este artista.
Por el modo en que se trabajaron los temas de la inmortalidad y la paranoia daría la sensación que Singh y los guionistas españoles Alex y David Pastor tomaron como referencia el clásico de John Frankenheimer de 1966, Plan diabólico (Seconds), que abordaba un concepto muy similar.
En Estados Unidos este film fue aniquilado por la prensa y la verdad que no se merecía tanto ensañamiento. El director tiene peores películas en su filmografía con las que los críticos fueron mucho más indulgentes.
No esperen encontrarse tampoco con una historia de Philip K. Dick porque el conflicto de Inmortal no tiene la complejidad de los relatos de ese escritor, pero es un thriller decente que está bien sostenido por la labor de los actores. Muy especialmente Ryan Reynolds, quien tiene buenos momentos junto a Mattew Goode (El código enigma).
Para quienes se enganchan con historias de este tipo la película brinda un modesto entretenimiento y es una producción que se puede tener en cuenta.