Duro de torturar
En una temporada de premios en la cual el biopic -o la película basada en hechos reales, como prefieran- parece ser el formato que garantiza el mayor porcentaje de galardones y reconocimientos, no resulta extraño encontrarnos con una producción como Inquebrantable (Unbroken, 2014), lo último de Angelina Jolie en su relativamente nuevo rol de directora.
El film cuenta la historia verídica de Louis Zamperini (interpretado por el joven Jack O’Connell), atleta italo-americano quien compitió en las Olimpíadas de Berlín 1936 y combatió en la Segunda Guerra Mundial. Durante la contienda, el bombardero que tripulaba cayó al oceano y naufragó durante semanas hasta ser rescatado por el ejército japonés, que lo convirtió en prisionero de guerra hasta la finalización del conflicto bélico.
La película de Jolie desarticula la línea de tiempo en la primera mitad del film mostrándonos los inicios de Zamperini en su cuidad natal de Torrance, California; y alterna esa época con su tiempo como soldado. Esta sea tal vez la mejor mitad de las dos -que conforman en total un relato de largos 137 minutos- en la cual se recontruye con detalle los Estados Unidos de principios de la década de 1930 y la forma en que los inmigrantes cumplieron un rol fundamental en la conformación social del país (vale recordar que los padres de Zamperini eran italianos).
La segunda mitad del film narra con un detallismo algo tedioso tanto el naufragio como el emprisionamiento del ex-atleta olímpico, al extremo de darnos la sensación de volverse redundante y extremadamente sádico al momento de retratar las miserias que atraviesa el buen hombre a manos del ejército japonés. Conforme nos acercamos al final se hace cada vez más perceptible una bajada de línea con tintes religioso-patrióticos, Jolie nos pinta de pies a cabeza a un Zamperini siempre dispuesto a soportar el arduo castigo físico y mental de sus captores como forma de sacrificio por su país y por la conservación de la integridad de su alma. Se torna inevitable asociarlo a todas las penurias que atraviesa Jesús en la biblia. Patria y religión: promediando el film, Zamperini le ruega a Dios que lo salve a cambio de dedicar su vida a promover su palabra. Si bien todo esto es verídico y el verdadero Louis Zamperini se convirtió efectivamente en un hombre religioso después de la guerra, en el film toda esta reafirmación de fe se vuelve un tanto densa a medida que las analogías con el hijo de Dios comienzan a acumularse.
Si lo pensamos en terminos de reconocimientos, el film está nominado a tres premios de la Academia: mejor fotografía, mejor edición de sonido y mejor mezcla de sonido. Rubros técnicos que suelen ser denominados categorías "menores", ya que causan menos repercusión en las premiaciones en comparación con -por ejemplo- las categorías de mejor película, mejor guión, actor, etc.
A tono con las nominaciones obtenidas, la película de Jolie se destaca finalmente por su fotografía y el alto nivel de una producción que recrea el escenario de la Segunda Guerra Mundial de forma impecable. Pero esto no alcanza para contrarrestar una dirección que por momentos parece tomar demasiados elementos prestados del cine de Clint Eastwood sin proponer un desarrollo acorde para los personajes, que son el corazón de esta historia enorme y se perciben algo desaprovechados, resultan bastante chatos y bidimensionales a fin de cuentas. Para la próxima Angelina debería pensar en menos sadismo oscarizable y más desarrollo de personajes, los premios vendrán solos.