La semana pasada me dediqué a defender a Francotirador ante las críticas ideológicas recibidas, quizás poniendo equivocadamente el acento en algo que en un principio debería ser secundario. Pero ya se sabe que la ética y la estética están íntimamente ligadas y esto queda de manifiesto -una vez más- con uno de los estrenos de esta semana que parece dialogar con la película de Clint Eastwood: se trata de Inquebrantable, dirigida por Angelina Jolie.
La película de Angelina cuenta también la historia real de un veterano de guerra (no voy a usar la palabra héroe todavía). Se trata de Louis Zamperini, un atleta que participó de los 5 mil metros llanos en las Olimpíadas de Berlín de 1936 y después fue bombardero en la Segunda Guerra Mundial y prisionero de guerra en un campo japonés, en donde fue torturado por el salvaje Mutsuhiro Watanabe a pesar de lo cual no cedió a traicionar a su país (de ahí el “inquebrantable” del título).
En primer lugar hay que decir que Angelina Jolie tiene cierto talento para contar una historia. Me veo tentado a decir que se rodea de los mejores técnicos de Hollywood -su DF es nada menos que Roger Deakins, colaborador habitual de los hermanos Coen y nominado doce veces al Oscar, por esta película incluída- pero sería un comentario prejuicioso y hasta cierto punto machista: quizás es talentosa, por qué no.
El problema con Inquebrantable es que el todo es mucho menos que la suma de sus partes. Tiene grandes momentos: la carrera en la que Zamperini termina octavo pero bate un récord en la última vuelta, el combate aéreo de la primera escena, toda la secuencia en la que Zamperini y dos compañeros sobreviven a la deriva en un bote en medio del Pacífico y algún otro. Pero el resultado final no deja de ser chato y poco emocionante.
Acá es donde entra en juego la honestidad del narrador y donde resulta interesante compararla con Francotirador. Hay que tratar de ver más allá de que Clint Eastwood sea republicano y Angelina Jolie adopte nenes camboyanos y evaluar sus películas. La clave es esta: Eastwood es honesto con su narración y en consecuencia Chris Kyle no queda como un héroe; Angelina no es honesta precisamente porque quiere convertir a Zamperini en un héroe y para eso tiene que evadir algunas cosas. Acá hay que ver hasta dónde influyeron los guionistas, que fueron los popios hermanos Coen, Richard LaGravenese (el de El pescador de ilusiones) y William Nicholson (de Gladiador).
Chris Kyle es un francotirador que mata desde lejos pero vemos a sus víctimas, entre las que hay mujeres y niños. Zamperini es un bombardero: también mata desde lejos, desde más lejos todavía, pero a sus víctimas nunca las vemos. Eastwood nos muestra y nos cuenta el descenso a los infiernos de su protagonista en su vida civil, Angelina en cambio elige no mostrar la vida civil de posguerra de Zamperini. Y el epílogo de ambas películas es parecido: imágenes reales de archivo. Pero las de Francotirador son amargas y las de Inquebrantable, esperanzadoras.
Con esto no estoy diciendo que en el fondo Angelina Jolie sea más nacionalista que Clint Eastwood, sino que Eastwood es más inteligente y consecuente -¿talentoso?- y por lo tanto, al no escamotear las polémicas y claroscuros, deja como resultado una película más honesta y, al fin, más interesante. Y por contraste Inquebrantable resulta, precisamente por su miedo a entrar en zonas más complejas, un espectáculo hueco y carente de toda nobleza.