La acción mejora el confuso argumento de “Insurgente”.
Muy al estilo de otras sagas de ciencia ficción destinadas a los adolescentes, la de "Divergente" de Veronica Roth muestra un mundo futuro en el que, para evitar las guerras y la violencia en general, se divide a la población en facciones agrupadas por sus habilidades o condiciones naturales, y así hay gente dedicada a la Osadía, la Ley, la Ciencia, etcétera. Salvo aquellos con el problemático don de la protagonista Shailene Woodley, que tiene las capacidades de todos los grupos al mismo tiempo, lo que la convierte en una persona peligrosa para esa sociedad.
A favor de esta primera secuela (falta una segunda, dividida en dos partes, o sea dos películas más) se puede decir que tiene bastante más acción que su predecesora. En su contra hay que hacer notar que está contada de un modo bastante confuso y endeble, lo que sumado a que tal vez el espectador no recuerde con precisión todos los detalles del film previo, hace que el asunto por momentos se vuelva un tanto obtuso.
En todo caso, el vértigo no falta, ya que como bien lo indica el título, esta vez la protagonista se vuelve en contra del establishment y debe enfrentar tanto a sus antiguos colegas como a gente de su propio grupo. Hay algunas escenas bastante dramáticas, como por ejemplo una rara especie de juicio llevado a cabo con la aplicación de un poderoso suero de la verdad, y muchas sorprendentes reapariciones de personajes del film previo.
Las actrices adultas como Kate Winslet y Ashley Judd aportan un poco de rigor en medio de algunas interpretaciones desparejas. La puesta incluye docenas de escenas con efectos especiales, algunas con un vistoso 3D, y varias con efectos digitales no demasiado elaborados.